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Y se nos viene el Adviento

Por Pbro. Jorge Alberto Villafañez – Viceasesor General del Consejo Nacional

Puedo suponer que todos sabemos que el Adviento es un tiempo litúrgico que nos prepara para la Navidad, al mismo tiempo que da inicio al año litúrgico.

Lo que no siempre se sabe es que comienza en el Domingo más cercano a la fiesta de San Andrés Apóstol (30 de Noviembre) y abarca cuatro domingos. El primer Domingo puede adelantarse hasta el 27 de Noviembre -como en este 2016-, y entonces el Adviento tiene veintiocho dí­as, o retrasarse hasta el 3 de Diciembre, teniendo solo veintiún dí­as.

La liturgia -con sus oraciones y textos bí­blicos- nos presentará un camino espiritual donde «pasado, presente y futuro» se nos proponen simultáneamente para ser vividos como discí­pulos atentos al Señor que viene

«Es una espera activa. No depende de nosotros el que suceda lo que espe-ramos. Pero somos invitados a preparar el ambiente y a disponernos nosotros mismos para poder recibir en plenitud lo que va a llegar.

Dirí­a que es un tiempo vital. Es un acompañar la vida Nuestra experiencia está cargada en su memoria de tiempos de espera ya vividos. Y la Biblia nos ha dejado gran riqueza de textos que nos narran esperas cumplidas.

… Como todo tiempo litúrgico, el Adviento es fundamentalmente una realidad espiritual. Pero el lenguaje con que lo expresemos está tomado de la naturaleza y de la historia…»

Mamerto Manapace / “Esperando el Sol – Prólogo

 

Ahora bien: ¿Cómo vivirlo en profundidad cuándo en “nuestra historia cotidiana estamos terminando el año civil? ¿Cómo esperar al Señor cuando “nuestra naturaleza lo que espera son las vacaciones?

No soy amigo de las recetas pero está al alcance de todos “preparar el ambiente. Adviento supone entrar en un clima de esperanza y alegrí­a y no justamente por Santa Klaus -que es el contexto social al que son llevados nuestros hijos desde los medios e incluso en los Colegios-.

El Papa Francisco, en sus tres Advientos compartidos, insistirá en que nuestra meta de caminantes apunte a:

  • Construir juntos la paz
  • Dejarnos llenar con la esperanza que viene de Dios -y que no defrauda
  • Ser testigos-misioneros del amor

Para todo eso, les sugiero con mucho cariño, que en el tirón final del año con todo lo que nos ocupa y preocupa sea la Palabra, leí­da sin prisa y con apertura de corazón, la que nos oriente y ambiente.

Y si les viene bien para desear y esperar al que vino, viene y vendrá a nosotros, les comparto una canción:

 

Señor, a Ti clamamos:

enví­anos tu Salvador.

Confiados esperamos,

tu Luz, tu Vida y tu Amor.

¡Ven, oh Señor! Danos tu paz;

tu pueblo ansioso clama a Ti,

socórrenos, no tardes más.

 

Anhelos del Mesí­as

tu pueblo eleva en su cantar;

tristeza en nuestra vida,

vivida sin tu paz.

 

Recuerda tu promesa

y tu deseo de salvar.

Inmensa es la tristeza

de nuestro peregrinar.

 

Que a nuestro ardiente anhelo

germine ya tu Salvador

y lluevan hoy los cielos

rocí­o de bendición.

 

La espera del Mesí­as también

nos viene a recordar

su última venida

en gloria y majestad.