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La lucha contra la Trata es responsabilidad de todos

Un fuerte llamado a luchar contra la trata de personas, delito que de manera alarmante crece año tras año en nuestro país, como también a testimoniar el rechazo contra toda esclavitud, se hizo durante la jornada “Por una migración sin trata”, organizada por la Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Argentina (CNJyP), que la Acción Católica Argentina integra, y que fuera declarada de interés para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires por la Legislatura Porteña.

El evento, que tuvo lugar el 3 de agosto en el Salón San Martín de la sede legislativa –que se vio colmado-, se dio en el marco de la conmemoración del Día Mundial contra la Trata de Personas, establecido por la Asamblea General de la General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2013.

El mismo fue presidido por Emilio Inzaurraga, titular de la CNJyP, y los legisladores porteños Paola Michielotto y Daniel del Sol. Contó con la participación del obispo emérito de Río Gallegos, Juan Carlos Romanín; del Padre Flavio Lauría, secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal de Migraciones; Myrtha Schalom, periodista y escritora e integrante de la Fundación Mujeres en Igualdad; la diputada mandato cumplido Nancy Monzón. Rodolfo Brandán, miembro del Equipo No a la Trata de ACA, moderó el panel.

En la apertura, Inzaurraga exteriorizó que “es una pena que tengamos en agenda este tema y no podamos decir que se acabaron los esclavistas en el país”, ya que “el número de víctimas aumenta año a año”. Por eso evaluó como prioritario “eliminar las causas”, ya que si bien admitió “que todos los humanos son posibles víctimas”, son más afectados aquellos que deben realizar “migraciones voluntarias o forzadas”. Inzaurraga afirmó que esto es “responsabilidad de todos, principalmente los funcionarios, pero también los ciudadanos”, ya que “no se cambia lo que se tolera”. (Leer mensaje comleto: MIGRACION SIN TRATA 2018 – Emilio Inzaurraga).

Por su parte, Monzón, explicó que los migrantes “están en países que no conocen, en una cultura que no conocen y muchas veces están sin trabajo y sin familia”, además de muchas veces sufrir “discriminación y xenofobia” los hacen “muy vulnerables” y puede favorecer caer en la trata, a la que calificó como “la esclavitud del siglo XXI”. Pidió que los ciudadanos no dejen de “denunciarlo, ya que es anónimo y gratuito”, a través del número telefónico 145: “no tenemos que ser cómplices”, concluyó Monzón.

El padre Lauría explicó que a los damnificados por la trata se les quita la identidad ya que en su introspección piensan: “no soy yo, soy lo que los demás dicen”. Resaltó que el Papa Francisco “ha puesto el tema de la trata a nivel mundial” y ha “insistido y motivado a todos los miembros de la Iglesia para tutelar y cuidar a las personas víctimas”.

Mons. Juan Carlos Romanín, que luchó en la diócesis de Río Gallegos contra este delito, repudió “el concepto del ser humano, que es tratado como un objeto de compra y venta” y pidió “concientizar para que las personas no caigan como víctimas” y “persecución judicial contra los responsables”. Además, evaluó necesaria la asistencia a las víctimas, su rehabilitación a través de una formación y su vuelta a la sociedad.  El pastor afirmó que la trata es “una llaga en la carne de la humanidad”.

Finalmente, la autora del libro “La Polaca”, Myrtha Schalom, afirmó que es ineludible la prevención, protección y enjuiciamiento. Llamó la atención sobre “eufemismos que hemos naturalizado como sociedad” ya que “la prostitución no es el oficio más antiguo del mundo, sino la explotación más antigua”.

La escritora afirmó que este problema sigue en el siglo XXI. Y hay nuevas formas de captación, ya que “no es solo la pobreza, sino también el consumismo”, lo que lleva a este engaño. Las formas más comunes de captación hoy son a través de las nuevas tecnologías (redes sociales, agencias de citas, de trabajo, de modelos, entre otras), falsos anuncios ofreciendo labores como modelos, bailarinas, servicio doméstico, azafatas, cosechadoras, personal de hotelería u otros.