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Estamos en casa… ¡seguimos juntos!

La situación que estamos atravesando no es común, pero no por eso deja de ser una invitación a la fe, a la oración y a la misión con una mirada de responsable esperanza.

Nos proponemos, en estas semanas que los Adultos estaremos resguardados de diversas maneras y con diversos alcances, estar “juntos” en oración, creciendo en nuestra fe y misionando con la responsabilidad y posibilidades que cada uno tenga en su entorno.

Confiamos en que cada uno de nosotros asume con madurez las orientaciones surgidas ante este tiempo que atravesamos, cooperando a que no se expanda una situación delicada y que afecta principalmente a personas mayores, en situación de vulnerabilidad o con problemas de salud y ofrece con corazón discipular aquello que deba realizar en estos días, sin caer en pánico y tampoco sin restarle importancia a su cuidado personal y al aporte al Bien Común.

Una Cuaresma en casa como Iglesia doméstica

Estamos en Cuaresma preparándonos para la Pascua.

Es una Cuaresma diferente, para vivir “en casa” como “Iglesia doméstica”, como lo hicieron los primeros cristianos en época de Jesús, donde aun no había templos.

Hoy muchos templos están cerrados o se nos recomienda no ir o ir con algunas restricciones. Por eso, mas allá de la situación particular en cada diócesis,  invitamos a armar un pequeño rincón en casa donde hacer presente a Jesús, todos los días, poniendo una cruz, si tenemos la Biblia, alguna velita y estampa mariana.

Nos ayudará a recordar la presencia de Jesús entre nosotros y llevar ahí nuestra oración cuaresmal  para que pronto la humanidad y la Argentina, supere esta situación.

La Iglesia  nos ha enseñado que “la familia cristiana es llamada Iglesia doméstica, porque manifiesta y realiza la naturaleza comunitaria y familiar de la Iglesia en cuanto familia de Dios. Cada miembro, según su propio papel, ejerce el sacerdocio bautismal, contribuyendo a hacer de la familia una comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y cristianas y lugar del primer anuncio de la fe a los hijos” ( Compedio DSI 1655-1658 1666). Esta imagen, se proyecta a cada hogar cristiano, con sus características,  aun si vivís sólo o con personas que no siendo estrictamente de tus lazos de sangre, son tu familia, comparten o respetan tu fe.

Por eso especialmente en estos días particulares que nuestro hogar sea Iglesia domestica donde vivir y celebrar la  Cuaresma.


  • Si sos mamá o papá, abuela o abuelo, estas al cuidado de niños también en la pagina de Aspirantes tenes actividades para realizar con ellos.
  • Si estas en la calle con tareas esenciales, profesionales, productivas, de servicio a la comunidad te pedimos te cuides, te agradecemos tu tarea y nos acompañamos con la oración confiada.

Cada semana de las que haya que recorrer, estará disponible este material para compartir por ws, en encuentros virtuales, o  a través de las redes haciendo solo un click.

 

¡Seguí el indice!

Recordar que se  nos ha dispensado de misa dominical y que podemos entonces participar a través de la televisión, la radio o las redes.

Terminado el 5 misterio 1 Padre Nuestro+3 ave María+1 Gloria por las intenciones del Papa

3.—————————————————————————————–

2º Entrega- Semana del 29/3 al 4/4, 2020

A) Rezamos juntos el  Vía Crucis

Descargar PDF: viacrucis2020 (2)

B)Aprovechamos a formarnos un poco más- Repasamos Laudato Si (capitulo 1 y 2)

Descargar PDF

Capitulo 1. LSi pps baja

CAPITULO 2

 

C) Somos misión- nos proponemos para la semana algún gesto misionero en favor de los demás 

  • UNA LLAMADA DE TELÉFONO PARA SABER EL ESTADO DE ALGUNAS PERSONAS. TENGAMOS EN CUENTA LOS ADULTOS MAYORES QUIZÁS NECESITEN ALGO DE NOSOTROS… O AL MENOS CONVERSAR.
  • AHORRAR ALGO PARA COMPARTIR CON ALGUIEN QUE ESTÉ NECESITANDO EN ESTOS MOMENTOS.
  • BUSCAR UNIRSE A UNA PROPUESTA GRUPAL EN LAS REDES DESDE LAS POSIBILIDADES DE CADA UNO.
  • SER PRUDENTES EN EL USO DE LAS REDES Y DIFUNDIR INFORMACIÓN VERIFICADA Y NO AQUELLAS QUE SÓLO SUMAN A LA DESESPERANZA O AL PÁNICO

 


1º Entrega- Los tiempos difíciles, invitación a la pobreza y la esperanza

A) Leemos la reflexión del Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio

Para afrontar los tiempos difíciles –para superarlos en la fecundidad y la fuerza transformadora de la esperanza- hace falta ser pobres.Habíamos confiado excesivamente en la técnica, la ciencia y la fuerza de los hombres. Descubrimos al hombre y su historia, el tiempo y el mundo, pero nos olvidamos de Dios y perdimos la perspectiva de lo eterno.

Nos hemos sentido demasiado seguros en nosotros mismos.Por eso, la primera condición para esperar de veras es ser pobre.Sólo los pobres –que se sienten inseguros en sí mismos, sin derecho a nada, ni ambición de nada- saben esperar.Porque ponen en sólo Dios toda su confianza.Están contentos con lo que tienen.

Los verdaderos pobres no son nunca violentos, pero son los únicos que poseen el secreto de las transformaciones profundas.Tal vez esto parezca una ilusión.No lo es si nos ponemos en la perspectiva del plan del Padre, incomprensible para nosotros, y de la acción del Espíritu.No olvidemos que los frutos del Espíritu son amor, alegría, paz (Gál. 5,22).

Los tiempos difíciles se manifiestan cuando las cosas o los hombres ( varones y mujeres) nos aprisionan, limitan nuestra libertad, oscurecen el horizonte o nos impiden ser fieles al designio del Padre y a la realización de nuestra vocación divina…Una manifestación clara de la falta de pobreza es la seguridad en sí mismo y el desprecio de los otros…

Es interesante comprobar que los tiempos se vuelven particularmente difíciles cuando uno cree tener la clave infalible para la solución de todos los problemas.Cuando, por ejemplo, en la Iglesia algunos creen que son los únicos pobres y que han entendido el Evangelio, que han descubierto el secreto para hacer más transparente y cercano a Jesucristo o que son los únicos verdaderamente comprometidos con la liberación del hombre, mientras otros sienten que son los únicos fieles a la riqueza de la tradición o se sienten maestros infalibles de sus hermanos.

O también en la sociedad civil, cuando se piensa superficialmente que los otros no hicieron nada y que la única fórmula para transformar el mundo la posee uno.El fracaso sucesivo de los hombres –con la consiguiente desilusión para con los jóvenes- tendría que ser un llamado a la pobreza.La pobreza no es sólo una virtud cristiana: es actitud necesaria y primerísimo de los hombres grandes.

Las tensiones se originan con frecuencia por el pretendido derecho a la exclusividad de la verdad y de la santidad.La paz sólo se da entre corazones disponibles, y la disponibilidad supone la pobreza…La fortaleza es necesaria para asumir la cruz con alegría, como el gran don del Padre, que prepara la fecundidad para los tiempos nuevos.Hay un modo de vivir la cruz con amargura, resentimiento o tristeza.Pero la cruz es inevitable en nuestra vida, y para los cristianos, es condición esencial del seguimiento de Jesús.

No fuimos hechos para la cruz, pero es necesario pasarla para poder entrar en la gloria (Lc. 24,26).Hay almas privilegiadas que sufren mucho; más todavía, su gran privilegio es la cruz.Los amigos, como en el caso de Job, quisieran evitársela.También Pedro, cuando no entendió el anuncio de la pasión (MT. 16, 22).O como la crucifixión del Señor, los judíos quisieron verlo descender de la cruz para creer en El (Mt. 27,42).

Hoy más vale creemos a un hombre que nos habla desde la cruz con un lenguaje de alegría y de esperanza.Porque su testimonio nace de una profunda experiencia de Dios…
Los tiempos difíciles pueden perder el equilibrio.Pero la falta de equilibrio agrava todavía más la dificultad de los tiempos nuevos.Porque se pierde la serenidad interior, la capacidad contemplativa de ver lejos y la audacia creadora de los hombres del Espíritu.Cuando falta el equilibrio aumenta la pasividad del miedo o la agresividad de la violencia.

Los tiempos difíciles exigen hombres ( varones y mujeres) fuertes; es decir, que vivan en la firmeza y perseverancia de la esperanza.Para ello hacen falta hombres ( varones y mujeres) pobres y contemplativos, totalmente desposeídos de la seguridad personal para confiar solamente en Dios, con una gran capacidad para descubrir cotidianamente el paso del Señor en la historia y para entregarse con alegría al servicio de los hombres en la constitución de un mundo más fraterno y cristiano.

Es decir, hacen falta hombres ( varones y mujeres) nuevos, capaces de saborear la cruz y contagiar el gozo de la resurrección, capaces de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismos, capaces de experimentar la cercanía de Jesús y de contagiar al mundo la esperanza.Capaces de experimentar que “el Señor está cerca” (Flp. 4,4) y por eso son imperturbablemente alegres, y de gritar a los hombres que “el Señor viene” (1 Cor. 16,22), y por eso viven en la inquebrantable solidez de la esperanza.

Hombres ( varones y mujeres) que han experimentado a Dios en el desierto y han aprendido a saborear la cruz.Por eso ahora saben leer en la noche los signos de los tiempos, están decididos a dar la vida por sus amigos y, sobre todo, se sienten felices de sufrir por el Nombre de Jesús y de participar así hondamente en el misterio de su Pascua.Porque, en la fidelidad a la Palabra, han comprendido que los tiempos difíciles son los más providenciales y evangélicos y que es necesario vivirlos desde la profundidad de la contemplación y la serenidad de la cruz.De allí surge para el mundo la victoria de la fe (1 Jn. 5,4), que se convierte para todos en fuente de paz, de alegría y de esperanza.”

B) NOS PENSAMOS Y PROYECTAMOS EN ESTA SITUACIÓN QUE ATRAVESAMOS

  1. ¿Que seguridades siento que hoy tiemblan a mi alrededor?
  2. ¿Como asumirlas desde la pobreza  y de la cruz que redime y libera siempre?
  3. ¿Soy profeta de la esperanza o vivo transmitiendo una visión siempre calamitosa y angustiante a los que están a mi alrededor.

C) SOMOS MISIÓN

En esta Cuaresma tan particular que atravesamos que sea nuestro norte la Pascua y nuestra responsabilidad anunciar en medio de los tiempos difíciles la Buena Noticia de un Dios que nos ama, nos busca y nos sostiene aun en medio de la adversidad. Que este tiempo donde nos toque estar, en casa limitados por la realidad o en los lugares esenciales para la vida de la comunidad generemos gestos de paz, serenidad y responsabilidad. Cada uno encontrará su modo.

Seguramente en la parroquia hay adultos mayores que necesitan la ayuda de los adultos jóvenes o medios; así como también nuestros vecinos. Quienes estén en condiciones y con todas las medidas de prevención podrán organizarse para hacer las compras o acompañarlos a través de una llamada telefónica. Puede ser que estén angustiados por esta situación y una palabra de aliento y saber que no están solos ayuda mucho y se puede hacer respetando el quedarse en casa.

 En estos momentos tenemos que ser creativos en el acompañamiento del que lo necesita.

Recordemos el Evangelio de San Mateo 25, 34-40:  “… Les aseguro que cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron.”

Algunos gestos para este tiempo: