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SIGNO 72

El desafío de la pandemia

“Este no es el tiempo del egoísmo, porque el desafío que enfrentamos nos une a todos  y no hace acepción de personas”

Francisco, Mensaje Urbi et orbi – Pascua, 12 de abril de 2020.

La pandemia del COVID-19 ha modificado inesperadamente el panorama mundial. La enfermedad se propagó por todos los países, afectando a todos: “La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades (. . .) El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar”[1].

En este contexto, no sólo hemos debido afrontar los efectos sobre la salud y la vida de las personas sino sobre las relaciones entre las personas y los pueblos; muchas situaciones ya existentes, pero que se han agravado: el hambre, la falta de trabajo fijo, el desempleo, la violencia, la aparición de usureros . . ., generando un futuro incierto. “La vida de millones de personas en nuestro mundo, que ya tienen que afrontar tantos retos difíciles y están oprimidas por la pandemia, ha cambiado y se ve sometida a duras pruebas. Las personas más frágiles, los invisibles, los que no tienen domicilio fijo corren el riesgo de pagar el precio más caro”[2].

Frente a este desafío, Francisco nos anima a escribir la historia presente y futura sin dar la espalda al sufrimiento de tantos[3]. Con este propósito, les hemos pedido a distintas personas que, desde su visión, nos ayuden a reflexionar sobre los aprendizajes que nos deja este tiempo y a pensar en esta nueva realidad.

Con el Papa nos preguntamos: “¿Estaremos dispuestos a cambiar los estilos de vida que sumergen a tantos en la pobreza, promoviendo y animándonos a llevar una vida más austera y humana que posibilite un reparto equitativo de los recursos?¿Adoptaremos como comunidad internacional las medidas necesarias para frenar la devastación del medio ambiente o seguiremos negando la evidencia?”[4]. “Es una oportunidad para renovar nuestro compromiso de amar nuestra casa común y cuidar de ella y de los miembros más débiles de nuestra familia. Como la trágica pandemia de coronavirus nos está demostrando, solo juntos y haciéndonos cargo de los más frágiles podemos vencer los desafíos globales”[5].

Por último, queremos recordar a la Dra. Beatriz Balian de Tagtachian, quien fuera durante muchos años colaboradora de esta publicación y a quien el Señor ha llamado recientemente a su presencia. A las dificultades de este tiempo se ha sumado el dolor de no poder despedir a nuestros seres queridos, afectados o no por esta pandemia, de la manera que quisiéramos. Nos unimos a sus familiares y amigos y damos gracias al Señor por habernos regalado en Beatriz a una fiel testigo de su amor.


[1] Francisco, Mensaje Urbi et orbi durante el Momento extraordinario de oración en tiempos de epidemia, 27 de marzo de 2020, disponible enhttp://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/urbi/documents/papa-francesco_20200327_urbi-et-orbi-epidemia.html.

[2] Francisco, Carta al mundo de los periódicos callejeros, 21 de abril de 2020, disponible enhttp://www.vatican.va/content/francesco/es/events/event.dir.html/content/vaticanevents/es/2020/4/27/lettera-giornali-distrada.html

[3] Francisco, “Un plan para resucitar”, texto originariamente publicado en «Vida Nueva», 17 de abril de 2020, disponible enhttps://www.vidanuevadigital.com/wp-content/uploads/2020/04/UN-PLAN-PARA-RESUCITAR-PAPA-FRANCISCO-VIDA-NUEVA.pdf

[4] Francisco, “Un plan para resucitar”, cit. supra.

[5] Francisco, “Superar los desafíos globales”, Catequesis durante la Audiencia general en el 50° Día de la Tierra, 22 de abril de 2020, disponible en http://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2020/documents/papa-francesco_20200422_udienza-generale.html

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