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Fiesta de la Sagrada Familia

En las catedrales y parroquias de todo el país celebraremos misas con la intención especial por la vida naciente.

No hay familia perfecta, ni tiempo perfecto para que un niño o niña sea concebido. Hay oportunidades, deseos, momentos en que una pareja puede elegir, con lo que implica de incertidumbre, la llegada de un hijo a sus vidas. Pero también hay circunstancias donde ese hijo llega en medio de situaciones de dolor, de imprevistos, de planes que se alteran en el camino. Porque la vida no es lineal ni depende solamente de nuestras elecciones. Sin embargo, en uno u otro caso, el hijo o la hija concebida, está allí desarrollándose, creciendo, siendo toda su vida oportunidad y misterio.

La familia de Nazareth, que celebramos, da testimonio de la incertidumbre y las dificultades, aun para un Dios que se hizo hombre.

No se trata sólo de una verdad de fe, que la vida vale y merece ser respetada desde la concepción, aunque también lo sea, “ateos como Nat Hentoff, agnósticos como Tabaré Vázquez, budistas como el Dalai Lama, hinduistas como Mahatma Gandhi, feministas protestantes como Sarah F. Norton o Alice Paul,” han hecho escuchar su voz contra el aborto.

También Teresa de Calcuta lo estuvo o el Papa Francisco, que nos recuerda que “si no se protege a un embrión humano aunque su llegada sea causa de molestias y dificultades”no hay real defensa de los débiles de la sociedad.

Pero en la fiesta de la Sagrada Familia, no sólo ponemos la mirada en el hijo o hija, también nos preocupan las madres, o ” personas gestantes” como denomina el proyecto de ley, cuando se quiere expresar una realidad con temor de ponerle el nombre verdadero, que da significancia a la relación vital entre dos personas en asismetría y a la vez, en unidad.

Miremos los datos “En nuestro país, en 2016, las muertes por aborto fueron sólo el 17,5% de las muertes maternas. El año siguiente fueron menos todavía (12%). Dentro ese porcentaje reducido, algunas muertes están relacionadas con abortos espontáneos, otras con enfermedades previas que hacen eclosión en el parto (lo que posiblemente sucedería también en el caso de un aborto legal), con lo cual el porcentaje es todavía menor. El otro 80% de muertes maternas no se debe a abortos sino a desnutrición de la mujer, enfermedades no tratadas, suicidios, agresiones recibidas, problemas relacionados con la pobreza, falta de higiene de su hogar, etcétera” ¿ Estas urgencias están resueltas? ¿qué leyes o medidas se ocupan de bajar estos alarmantes indices?

Pero también hay un padre, o varón, que ha de estar comprometido con esta situación, y que muchas veces, a causa de una educación machista no asume su rol de compañero, par, progenitor. También lo están aquellos que abrumados por la precariedad de su trabajo, la falta de vivienda y medios desesperan ante la llegada de un embarazo no planificado. ¿Que proyecto ley esta pensando en educar o en crear condiciones de vida digna, de trabajo en blanco, de desarrollo y acceso a los bienes de la cultura?

Bastará con repasar qué leyes han sido aprobadas a lo largo del año.

En la festividad de hoy, que para los creyentes, nos recuerda el valor de la familia, tanto que Dios mismo quiso nacer en una, nos invitamos a reflexionar acerca de las verdaderas presiones que hoy se ejercen sobre las personas con el objetivo de anular, infravalorar y hasta destruir este espacio vital tan necesario para que las personas puedan desarrollarse en medio de relaciones sanas. Reflexionemos una vez más sobre nuestros argumentos acerca de las vida y de su dignidad, sobre todo de la vida por nacer.

Pidamos a la Sagrada Familia de Belén la posibilidad de ver con claridad, ante tantas oscuridades que nos rodean.