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Un hombre…Un Vocación

La familia

“Uno de los elementos que constituyen la belleza de la institución del matrimonio no es solamente la perfección del cónyuge, sino también sus imperfecciones que hacen que el otro cónyuge tenga ocasión de demostrar su amor, su paciencia, su esperanza, su alegría al pensar en un futuro eterno unidos ambos con Dios y entre sí”

Se casó con Cecilia Bunge el 23 de octubre de 1943, tuvieron nueve hijos y la vida familiar irradiaba un clima de alegría activa y acogedora, que compartieron generosamente. En 1945, Enrique fue enviado por la Marina, a la Universidad Estatal de Chicago (EE.UU.) para estudiar meteorología. Allí,  cuando ya su familia estaba constituida y creciendo, un cambio notable de rumbo habría de producirse, Enrique advirtió que Dios le pedía de ahora en más un apostolado específico.

Pensamientos  y testimonios que inspiran

“Para empezar no quiero dedicarte tan sólo aquellas horas del día en que uno está cansado. Inventaremos algún horario especial de trabajo, pero de algún modo quiero arreglarme para que eso, inevitable casi en nuestro modo “civilizado” de vivir, no suceda (…) lo que importa es que estemos juntos y realmente viviendo el uno para el otro.-“

Carta de Enrique Shaw a Cecilia Bunge del 22 de junio de 1942.

Todas las noches recorría las camas de los chicos deteniéndose a charlar con los que aún estaban despiertos y besando a los demás. Era muy demostrativo con ellos. Él, que tanto se afligía cuando perdía el tiempo, tenía todo el tiempo para los chicos: se detenía más a disfrutarlos, charlando con ellos como si no tuviera ninguna otra exigencia. Leía y escribía con los chicos saltando a su alrededor

Shaw de Critto, Viviendo con alegría, pág. 50.

Siempre estaba dispuesto a llevarlos a pasear en su motoneta, tanto en la quinta como en Pinamar. Siempre aparecían chicos que lo esperaban”. “Su dedicación se reflejaba en cómo nos enseñaba: diría que lo hacia continuamente, casi jugando, sin ser pesado; poco a poco, aprovechando las ocasiones”. En la playa parecía el flautista de Hamelin, todos los chicos lo seguían trotando hasta el muelle ida y vuelta”

Shaw de Critto, Viviendo con alegría

todos los atardeceres en familia rezaba el Rosario, “la familia que reza unida permanece unida”. “Rezaba diariamente el rosario en familia. También hacía que cada uno de los chicos dijeran sus intenciones en voz alta”

Recuerdos de Cecilia Bunge de Shaw, su esposa.

Como educador era exigente, pero muy justo y nunca actuaba arrebatado”

 “Él era un gran formador, que se ajustaba a la personalidad y necesidad de cada chico. Cuando yo tenía un bebe, tenía especial ternura para el penúltimo previendo que se vería desubicado por el recién nacido al que yo me volcaba. Si veía una debilidad en alguno lo apoyaba especialmente”.

“Nació el menor de nuestros hijos, y pudo ver a los mayores creciendo. Cada adelanto era para él una alegría y se preocupaba mucho de su educación y de su formación. Su sentido de la alegría en la educación era muy grande, y él gozaba la compañía de sus hijos desde el anuncio de su llegada en que todos se precipitaban hacia él

Shaw de Critto, Viviendo con alegría, testimonio de Cecilia Bunge, su mujer.