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Un laico….Una identidad

La Acción Católica

He de creer, verdaderamente, que los cristianos somos luz del mundo.
Debo tener un concepto claro de lo que es ser apóstol, partiendo de la
base de que pertenezco al Cuerpo Místico de Cristo, y que los católicos
no sólo son la luz del mundo, sino también el fermento que levanta la
masa incrédula. No es que debamos llevar ese fermento, sino que
nosotros constituimos ese fermento.”

El apóstol es un enviado. Para ser apóstol se necesita estar unido a Cristo por la fe y la caridad. El apóstol debe saber lo que piensa Cristo. Vivir esa caridad en su trabajo, en su hogar, en el lugar donde lo colocó la Providencia. Entregarse sin reservas.”

Recién llegado a la Argentina, al regresar de los EE.UU., se incorporó a la Acción Católica Argentina, actuando en la Parroquia del Pilar y luego en el Secretariado Económico Social. En la Acción Católica Argentina trabajó el resto de su vida. Fue miembro de la Junta Central como representante de la asociación de los hombres, (1954-1956) y en 1961 fue nombrado Presidente de los hombres de la Acción Católica Argentina.

Pensamientos y testimonios que inspiran

Algunos de sus propósitos personales fueron:
● “ No ser taciturno, sino tratar a los demás “con acogedora dulzura” .
● “Quiero ser amistoso, teniendo el exterior que los demás y la causa de
Dios necesitan que yo tenga”.
● “Tengo que ser amistoso, bondadoso y suave. Mantener una “atención
sonriente” que haga aflorar las buenas cualidades de la gente.
● Debo ser amable, en el sentido de facilitar a otros que me amen y en el
sentido corriente de la palabra: manso, humilde, amable.
● En relación al prójimo, ser más manso, amable, recordar la sonrisa de la
Virgen de Lourdes.
● No basta con buenas intenciones se debe responder a las necesidades
de los demás, ser como los demás necesitan que seamos amables.
● … No lastimar, aunque sea sin querer.
● El que rezonga continuamente no puede ser un dirigente.
● Caridad implica también hacernos amables.
● Ser siempre amable, pacífico.
● Debemos buscar puntos de contacto: ser mensajeros del amor de
Dios, traer palabras de paz, un poco de amor a Cristo.
● Respecto al prójimo: ir a él con las intenciones y los medios de Jesús,
ser accesible, un ministro de la reconciliación.
● Que cada uno que se acerque a mí perciba algo de la mansedumbre y
del amor que Jesús le tiene.
● Debo tener un contacto cálido con los demás. El otro es por quien Dios
invita, Dios enriquece, Dios mide nuestro amor”