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Una identidad… Una Misión

La Empresa

Virtudes del empresario son: eficacia, energía e iniciativa,…el
empresario ha de ser Cristo en la empresa.” Decía: “Hay que cristianizar
a la clase patronal argentina. Es indispensable mejorar la convivencia
social dentro de la empresa. Importa mucho que el dirigente de empresa
sea accesible. Hay que humanizar la fábrica. Para juzgar a un obrero hay
que amarlo.

Enrique Shaw

La incansable búsqueda que Dios le proponía lo tentó a creer que estaba
llamado a ser un obrero más, pero la intervención de un sacerdote
amigo de Chicago, Mons. Hildebrant, le hizo ver que como obrero no lo
sería auténticamente y que mucho más aprovechable sería que se dedicara a la evangelización de la clase empresarial, con lo que su
misión estaba allí donde Dios lo había puesto, en el mundo empresario.

Enrique se prepara intensamente para este gran cambio en sus
próximos pasos. Luego de una enriquecedora experiencia técnica en los
Estados Unidos, regresa a la Argentina. Ejerció funciones de alta
responsabilidad en Cristalerías Rigolleau, donde llevó adelante la obra
que Dios le encomendó.

Pensamientos  y testimonios que inspiran

En las reuniones laborales principalmente escuchaba con mucha atención, se interesaba mucho por el otro, dando lugar a la iniciativa, procurando hacer que la gente participe, que puedan expresar su personalidad, más que darles lo nuestro, hay que hacerles descubrir lo que tienen ellos, elevarlos, “debe considerar a cada uno de sus colaboradores humanos como un posible a quien hay que facilitar la realización y ayudarle a encontrar lo mejor que tiene de sí mismo

Pío IX rezaba: ´Dame un corazón que ame´. Yo agrego: ´Dame un corazón que escuche y quiera.´ Para ello, para tener un amor tierno, rezar más, unirme a la fuente del Amor, Jesús y María”. “La Virgen escuchaba” (evangelio de San Lucas 1, 26-38).

 “Comprender ..nada me ha impresionado más (aunque no puedo decir que la cumpla) que la enseñanza que al respecto nos dan las Sagradas Escrituras…

Salomón aún joven, …responde: Dadme, Señor un corazón que escuche para así poder gobernar tu pueblo.… para Dios, saber escuchar es equivalente a tener sabiduría e inteligencia y es condición para ser dirigente…para los hebreos “el corazón” no solo incluye las potencias afectivas sino también las racionales o intelectuales, y es el asiento del discernimiento, del coraje y de la ternura. …se aplica a “escuchar”, ser atentos, ser dóciles, ante todo a Dios, quiere decir, prestar atención comprender, esforzarse por comprender a todas aquellas personas con quienes la Divina Providencia nos pone en contacto, principalmente si tienen funciones subordinadas a las nuestras.

¡Comprender! ¡Si solo procuráramos comprender a los demás, cuánto mejor sería nuestro país! Para que ello sea así no es necesario ninguna ley, ningún decreto, no hace falta esperar tal o cual medida económica! ¡Si los que dirigimos procuráramos comprender a los subordinados en sus realidades objetivas y subjetivas (prejuicios etc.) y si ellos hicieran lo mismo con nosotros y comprendieran que no nos mueven solo mezquinos y egoístas intereses.!

Pienso en cuánto mejor sería la situación social si todos adoptáramos la actitud de Salomón y humildemente pidiéramos: Señor, dadnos un corazón que escucha .

Muchos se admiraban porque recordaba casi todos los nombres de los que trabajaban y se interesaba con atención en cada uno. Decían que conocían los nombres y preguntaba por las familias