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San Isidro Labrador

Un campesino español del siglo XI, laico casado y entregado al campo es la figura de este santo que la Iglesia nos propone para meditar el valor de la santidad que se construye y conquista en el trabajo diario, en la sencillez del calor de una familia, junto al cariño de su esposa y de su hijo.

La vida de Isidro no sale fuera de lo común y ahí está lo bueno de ella. Lo pintan como un hombre sencillo, que no sabe leer pero que quiere el suelo que trabaja y ve crecer, le agrada la naturaleza en la que sabe descubrir la Sabiduría de Dios creador a quién alaba en medio de su trabajo diario.

¿Qué más? Nada más y todo esto en una vida normal de un hombre de campo que hizo de Dios su amigo.


ORACIÓN
Glorioso San Isidro, santo llano del pueblo, tu vida fue un ejemplo de humildad y sencillez de recogimiento y oración, de trabajo y compasión de abnegada entrega, servicio y confianza en el Señor.

San Isidro Labrador, ejemplo de esposo y padre, de trabajador, amigo y buen vecino, que con tus manos labraste la dura tierra sin dejar de orar y servir al Supremo Señor, que entregabas todo lo que tenias a los menesterosos, a los niños, a los desvalidos, y a todo aquel que sufría hambre de pan y alma: Socórrenos en estos momentos duros y difíciles.

San Isidro bendito y bienaventurado, devuélvenos la paz y la tranquilidad, danos consuelo y solución en estos tristes momentos, concédenos tu protección ante todo mal y ayúdanos a entregarnos, como tú lo hiciste al servicio de Dios y del prójimo con sincera y generosa actitud, para que podamos alcanzar el camino de la verdadera vida y así gozar contigo un día de los Bienes Eternos.

Amen.