Construir la cultura de la vida es el desafío que renace

Con el resultado de la votación del 8 de agosto comienza el renovado desafío de proponer y construir la cultura de la vida ante las sombras de muerte que siempre estarán al acecho.

No hay triunfo sino la oportunidad de salir una vez más, con gestos concretos, a promover la vida de “punta a punta”. Nos esperan las mujeres que necesitan respuesta a su dolor. Nos esperan los niños que nacerán en situación de vulnerabilidad y los que crecen en la pobreza. Nos esperan los adolescentes y jóvenes en busca de sentido, nos esperan adultos que llevan a cuesta resentimiento y abuelos que han perdido la esperanza. Nos espera una sociedad dividida en esta Argentina prometedora y lastimada.

No hay triunfalismo. Somos conscientes de la realidad a la que hay que responder con educación y prevención para evitar la muerte innecesaria y promover oportunidades de desarrollo digno e integral para todos, en una sociedad más justa e inclusiva.

Gracias al testimonio de todos los que en estos largos meses fueron incansables testigos de la vida. Gracias a los que marcharon en la capital y en las calles del interior del país. Gracias a cada credo que honró la vida. Gracias a los jóvenes que no temieron, con respeto y libertad, jugarse por la vida sin miedo en medio de no pocas hostilidades y tibiezas. Gracias a los legisladores que sostuvieron sus principios sin oportunismo político ante la historia.

En cada signo de propuesta respetuosa hay una renovada esperanza.

Hoy renace el compromiso de seguir trabajando por las dos vidas con más fuerza y por todas las vidas. Que el Dios de la Vida nos conforte y anime, traiga paz a los corazones en conflicto, derrame su misericordia en donde haya odio o indiferencia y manifieste su amor a todos los que buscan el bien.

¡Jesucristo Señor de la historia, te necesitamos!