+54 11 4331 6323 secretaria@accioncatolica.org.ar

Acción Católica Argentina llama a refundar la Nación

Al concluir la 29ª Asamblea Federal, que se desarrolló en la ciudad de San Juan, la Acción Católica Argentina hizo un fuerte llamado a refundar nuestra Nación sobre acuerdos basados en la honestidad, el esfuerzo, el trabajo, la justicia, la confianza mutua y el respeto.

Durante un multitudinario acto, donde 10.000 personas de 49 diócesis de todo el país y seis delegaciones internacionales colmaron las tribunas del estadio Sportivo Desamparados, el reelecto presidente de la Institución, Rafael Corso, enfatizó: “Nos urge refundar la Nación con acuerdos basados en la honestidad, el esfuerzo, el trabajo, la justicia, la confianza mutua, el respeto, “con un oído en el evangelio y el otro en el pueblo”, recordando la frase de Mons. Enrique Angelelli.

En su mensaje, además, señaló que “la Argentina nos necesita a todos, necesita generosidad, inclusión, amor fraterno”, y aclaró que “con todos y para todos”, frase que se incluía en el lema del encuentro, “no es un slogan, es una exigencia, un paradigma donde no hay excluidos ni desechados”.

Así, recordó que luego de haber protagonizado una gran misión en toda la ciudad, “hemos escuchado las angustias y alegrías de las personas con quienes nos encontramos en los barrios, en los hogares, en los hospitales, en las comunidades”.

El acto de clausura contó con la presencia del gobernador sanjuanino, Sergio Uñac, y del arzobispo de Mendoza y vicepresidente 2° de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Marcelo Colombo, quien presidió la misa. También lo hicieron los obispos de San Juan, San Luis, San Martín, Formosa, San Rafael, Concordia, y el arzobispo emérito de San Juan, monseñor Alfonso Delgado.

 

Compartimos texto completo del Mensaje de la 29ª Asamblea Federal

La Acción Católica Argentina reunida en la ciudad de San Juan, quiere testimoniar al término de su 29 Asamblea Federal y de la 56° Asamblea Nacional su compromiso irrenunciable con el Evangelio de Jesús.

Porque nos sabemos hijos de Dios que nos amó primero (1Jn 4, 19) y nos reconocemos como hermanos, nos interpela la urgencia de testimoniar ese amor que hemos recibido gratuitamente y que queremos ofrecer con misericordia y verdad.

Hemos escuchado a lo largo de estos días, las angustias y alegrías de las personas con quienes nos encontramos en los barrios, en los hogares, en los hospitales, en las comunidades. Hemos escuchado el sentir de los niños, los jóvenes y los adultos. Hemos escuchado los gritos de dolor que provienen de las entrañas de los que sufren la pobreza, la adicción, el abuso, así como aquellos gritos de la tierra que necesita de nuestra conversión ecológica integral. Hemos escuchado aun, lo que nos duele escuchar, pero lo hemos hecho respetuosamente porque como dice el Concilio Vaticano II en la Iglesia “Nada hay de lo verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón” (GS 1).

Jesús nos ha enseñado una vez más, que el camino de nuestro ser mujeres y varones creyentes es la búsqueda de la justicia, la mansedumbre, la humildad, la limpieza del corazón (Mt 5, 1ss) para abrazar a todos en nuestras coincidencias y respetarnos en nuestras diferencias, buscando en el dialogo con el mundo que nos toca vivir (ES34) la superación de lo que nos separa, proponiendo allí el mensaje liberador de Cristo siendo Iglesia que se hace palabra, coloquio y mensaje. como nos decía desde hoy, San Pablo VI.

Creemos firmemente que la Vida es un don sagrado que viene de lo Alto y que por eso debe ser protegida, cuidada, para que desde su concepción hasta la muerte natural pueda desarrollarse dignamente, poniendo especial atención en los niños y ancianos como nos ha encomendado a la Acción Católica, el Papa Francisco.

Deseamos que los jóvenes puedan descubrir el sentido profundo de la Vida. El proyecto que Dios tiene para cada uno. Que puedan desarrollar los talentos recibidos, educarse para el amor responsable, tener horizontes y elegir renovar la historia construyendo el bien.

Nos apremia la necesidad de una cultura del encuentro, que como lo hizo el Maestro, nos   dé tiempo para detenernos en el “pozo” (Jn 4, 7-10) de tantas situaciones existenciales que necesitan ser sanadas con el Agua Viva que su Encarnación vino a ofrecer.

Nos urge refundar la Nación con acuerdos basados en la honestidad, el esfuerzo, el trabajo, la justicia, la confianza mutua, el respeto, “con un oído en el evangelio y el otro en el pueblo” (Mons. Angelelli)

La Argentina nos necesita a todos, necesita generosidad, inclusión, amor fraterno.  “Con todos y para todos” no es un eslogan, es una exigencia, un paradigma donde no hay excluidos ni desechados porque Dios dador de vida, es Padre justo y misericordioso que nos amó primero.

Que María de Luján, patrona de la Argentina y Madre de la Acción Católica nos acompañe en la misión.

San Juan, 14 de octubre de 2018.