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Un vida comprometida…una vida interior profunda

Oración-Palabra-Eucaristía

He de creer, verdaderamente, que los cristianos somos luz del mundo. Debo tener un concepto claro de lo que es ser apóstol, partiendo de la base de que pertenezco al Cuerpo Místico de Cristo, y que los católicos no sólo son la luz del mundo, sino también el fermento que levanta la masa incrédula. No es que debamos llevar ese fermento, sino que nosotros constituimos ese fermento.”

“Necesito rezar mucho para recibir la Gracia de Dios y poder ir corrigiendo mis defectos (…). Mi penitencia por sí sola sería estéril: deberá ir unida a los sufrimientos del Salvador. Esos sufrimientos serán suave yugo si recurro a la Virgen María que, como Madre de Jesús y Madre mía, me inspira alegre confianza.”5

«La Eucaristía -presencia sacramental permanente entre nosotros del Verbo Encarnado- con su silencioso llamado a un mayor personalismo y a una mayor solidaridad, es no sólo el motor sino la dirección, el «volante», de una auténtica vida empresaria»

“Desde que empecé este cuaderno hasta ahora, en que ‘descubrí’ la Biblia, todos los demás libros me parecen pequeños. Pensando en todos mis libros, anotaciones, etc., alguna vez quise hacer un resumen para poder transmitirlo a mis hijos. Pero poco a poco me he dado cuenta de que no hace falta, pues aun en el orden intelectual mi tesoro más grande es mi conocimiento de la doctrina católica en todos sus aspectos, sin excepción; porque las cosas buenas que aparentemente están fuera de ella, o han tenido su origen en ella o también se encuentran dentro de ella.”

Lo más importante, a lo que más me dedico, es a aumentar en mí la caridad. Sin la Caridad nada es perfecto. Escucharlos, comprenderlos: Caridad.

Contaba con la ayuda de la Virgen María a quien consideraba: “Catalizador energizante. En 1957 se propuso: “Más consulta y devoción a la Virgen (procuraré ver con Ella, antes de cada acción, si mediante ella puede causarle placer a Jesús)”; “recurramos a Ella, mejor aún, tengámosla de socia, suple nuestras insuficiencias, y es como una consultora permanentemente a nuestro lado”.

Invoco a la Santísima Virgen para que nos de:  luz para nuestra inteligencia para que tenga la lucidez necesaria para estar a la altura de las circunstancias”.

“Enrique ponía su esperanza en Dios: “En Tí, Señor pongo mi esperanza y no seré confundido” repitiéndola naturalmente entre muchas jaculatorias.

Consideraba fundamental: “Como empresarios: sembrar esperanza”. 

Así se arriesgó con esperanza como verdadero empresario, muchas veces en defensa de su personal, dando esperanza a quienes estaban sumergidos en el problema. Consideraba que ACDE aumentó su esperanza ya que la historia “no es un devenir inevitable y fatal sino que podemos influir sobre su curso y su destino