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Cuaresma 2021 | El tiempo de Cuaresma está hecho para esperar y actuar

El itinerario de la Cuaresma, al igual que todo el camino cristiano, ya está bajo la luz de la Resurrección, que anima los sentimientos, las actitudes y las decisiones de quien desea seguir a Cristo.

Textos para meditar el Vía Crucis

https://drive.google.com/file/d/1aHxkoNEjKeU3ar87AhJ-OTmxjJRjwx_3/view?usp=sharing

VER: Mensaje de Cuaresma del Papa Francisco:

https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2021/02/12/mens.html

VER: Mensaje de nuestro Asesor General, Mons. Eduardo García. Obispo de San Justo:

En camino a nuestros 90 años y en el año de la 30ª Asamblea Federal, disponemos nuestro corazón para vivir este tiempo fuerte del Año Litúrgico.

La Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros (cf. Jn 14,23). Ayunar significa liberar nuestra existencia de todo lo que estorba, incluso de la saturación de informaciones —verdaderas o falsas— y productos de consumo, para abrir las puertas de nuestro corazón a Aquel que viene a nosotros pobre de todo, pero «lleno de gracia y de verdad» (Jn 1,14): el Hijo de Dios Salvador.”

Escuchamos a nuestro vice asesor general padre Jorge Villafañez

https://drive.google.com/file/d/1u_BtVgE9N0MwEr2fEUILIbpnuBUto0wm/view?usp=drivesdk

En esta Cuaresma estamos invitados a convertirnos renovando:

La Fe, acogiendo la Verdad, y siendo testigos ante Dios y ante los hermanos y hermanas.

La esperanza, “agua viva” que nos permite continuar nuestro camino porque en Jesucristo somos testigos del tiempo nuevo, en el que Dios “hace nuevas todas las cosas”; y en estos tiempos es necesaria.

La caridad, expresión más alta de nuestra fe y nuestra esperanza, vivida tras las huellas de Cristo, mostrando atención y compasión por cada persona, ofreciendo una palabra de confianza, para que el otro sienta que Dios lo ama como a un hijo.

Nuestra conversión se expresa a través de:

El ayuno, viviendo la pobreza y privación para descubrir de nuevo el don de Dios haciéndonos  pobres con los pobres, que nos permite abrir las puertas de nuestro corazón a Aquel que viene a nosotros pobre de todo.

La limosna, con gestos de amor hacia el hermano herido; si compartimos con amor, todo se transforma en una reserva de vida y de felicidad

La oración, que en el silencio de nuestro corazón es diálogo filial con el Padre, donde recibimos la esperanza como inspiración y luz interior.   

Algunas consideraciones para este tiempo

El miércoles de Ceniza, con que se inicia el tiempo Cuaresmal, este año 17 de febrero, es día de ayuno y abstinencia. Día para ofrecer nuestro peregrinar en este tiempo cargado de incertidumbre.

No es día de precepto, por lo tanto no es obligatoria la asistencia a misa, dispensada en estos días, además, por la pandemia de COVID-19. Pero en aquellos lugares donde se realizan celebraciones eucarísticas, acorde al protocolo vigente, es una buena oportunidad para participar y “ponerse “en camino”.

Este año, para esta celebración y signo de la misma -la imposición de cenizas- existen nuevas orientaciones:

https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2021-01/modificado-rito-del-miercoles-de-ceniza-en-tiempos-pandemia.html

Se abrirán, así, 40 días que atravesaremos con “la caridad, vivida tras las huellas de Cristo, mostrando atención y compasión por cada persona, es la expresión más alta de nuestra fe y nuestra esperanza.