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31 de mayo | El Papa y la Acción Católica

Queridos Adultos:

Continuando el itinerario para vivir de una manera especial este año de celebración de nuestros 90 años, los invitamos a reflexionar sobre el discurso del Santo Padre Benedicto XVI a los participantes en la asamblea nacional de la Acción Católica Italiana, el 6 de mayo de 2011.

Les compartimos también un testimonio que refleja que la ACA es Casa y Escuela de Comunión.

Para leer y rumiar….

En la línea marcada por los obispos para las Iglesias que están en Italia, estáis llamados de modo especial a valorar vuestra vocación educativa. La Acción católica es una fuerza educativa cualificada, sostenida por buenos instrumentos, por una tradición más que centenaria. Sabéis educar a los niños y a los muchachos con vuestra asociación, sabéis llevar a cabo itinerarios educativos con adolescentes y jóvenes, sois capaces de una formación permanente para los adultos. Vuestra acción será más incisiva si, como ya hacéis, trabajáis aún más entre vosotros con una perspectiva profundamente unitaria y favorecéis la colaboración con otras fuerzas educativas tanto eclesiales como civiles. Para educar es necesario ir más allá de la ocasión, del momento inmediato, y construir, con la colaboración de todos, un proyecto de vida cristiana fundado en el Evangelio y en el magisterio de la Iglesia, poniendo en el centro una visión integral de la persona. Vuestro proyecto formativo es válido para muchos cristianos y hombres de buena voluntad, sobre todo si pueden ver en vosotros modelos de vida cristiana, de compromiso generoso y gozoso, de interioridad profunda y de comunión eclesial.

Benedicto XVI, a los participantes en la asamblea nacional de la Acción Católica Italiana, 6 de mayo de 2011.

Para rezar…

Que María Madre de la Iglesia nos guie en este caminar y asi contagiar el proyecto de vida cristiana a todos los hermanos.

Para compartir en la vida de grupo:

Preguntas para la reflexión ya sea virtual o presencial, personal o dialogando telefónicamente con algún miembro de tu grupo

1) ¿Qué instrumentos ayudan a que la Acción Católica sea una “fuerza educativa cualificada”? ¿En qué situaciones los usamos?

2) Concretamente ¿Cómo podemos aportar desde nuestra vida personal y comunitaria al sostenimiento de esa fuerza?

3) ¿Cómo acompañamos el crecimiento y maduración en la fe de niños, jóvenes y adultos, para que sean discípulos misioneros que evangelizan sus ambientes y las periferias?

Compartiendo el caminar …y testimoniar

Este lunes les acercamos el testimonio de María Esther Farfán de Morales (90), quien recuerda la labor del Grupo de Adultas de Acción Católica de la ciudad de Nieva, diócesis de Jujuy, con los jóvenes y adultos de diferentes barrios con los cuales pudo ser ACCIÓN y SERVICIO como nos lo pide el Papa Francisco.

El testimonio que nos comparte Esthercita data de entre los años 1989 y 2019. Entre sus actividades más destacadas está una que animó a que muchos Adultos recibieran los sacramentos, gracias a los encuentros de catequesis que pudieron ofrecer las militantes con horarios especiales, programas radiales para Difundir la Palabra de Dios, talleres de formación. Otra actividad es la fundación del merendero “taza de leche”, que sigue vigente hasta el día de hoy, pero con el nombre de “Juan Pablo II”, que ayudó a las familias más necesitadas de la mano de Dios. Ella nos comparte muy emocionada algunas de sus sensaciones de toda su labor:

«¡Alabado sea Jesucristo¡ Mi nombre es María Esther Farfán, tengo 90 años y 50 años de militante activa en Acción Católica. Doy gracias a Dios y mi gratitud a la Institución que me dio una formación completa y actualizada para llevar esos conocimientos a diferentes barrios carenciados, barrios acomodados y escuelas. El trabajo afectivo de comprensión, de contención fue que lo que me dejó un buen recuerdo.

La experiencia que marcó mi vida y la conservo hasta ahora es un trabajo de evangelización en una escuela vespertina durante 8 años. A esa escuela asistían jóvenes desde 16 años en adelante; jóvenes con diferentes dificultades familiares, económicas, de alcoholismo. Los frutos después de los 8 años fueron muchos: que los jóvenes alcohólicos dejaron esas bebidas; los jóvenes que no tenían trabajo buscaron un modo de conseguirlo; los jóvenes que eran incrédulos creyeron en Dios. Muchos han recibido  los primeros sacramentos y nos pidieron que cada fin de año terminará con una misa en Acción de Gracias.

Los valores que ellos cultivaron fueron el respeto, la fraternidad, la contención y el civismo; porque antes no creían ni respetaban a ningún símbolo. Después de este trabajo sí lo practicaban. Cada año terminaba el periodo lectivo con una misa de Acción de Gracias ;también  algunos docentes recibieron los sacramentos que les faltaban.

Ahora cuando ya terminó ese trabajo y en estos días de mis 90 años, con gran satisfacción algunos domingos esos jóvenes que ahora ya son maduros se acercan y me dicen “¡Hola señorita¡, ¿Cómo ésta?”. Es ése el resultado que me da alegría y levanto mi voz y mi corazón para decir.»