Oh, Dios, Padre nuestro, que has llamado al venerable Eduardo Francisco Pironio a servir a tu Iglesia como sacerdote y obispo, confortado por la materna solicitud de la Virgen María, y lo has hecho alegre anunciador de la esperanza y de la cruz.
Concédenos que siguiendo su ejemplo podamos proclamar y testimoniar nuestra fe con un corazón misericordioso y acogedor y, por su intercesión, danos la gracia que confiadamente te pedimos.
Por Cristo, nuestro Señor. Amén
Con aprobación eclesiástica – CEA