Tal vez, por motivos de distancia esta realidad sea sólo para nosotros una noticia que impacta y pasa. Por eso, es que el Papa Francisco comprometido con esta realidad de matices diferentes, pero con la misma raíz de indiferencia e injusticia, viene insistiendo en una mirada comprometida y solidaria desde sus días de Arzobispo de Buenos Aires, cuando nos llamaba la atención frente a la discriminación y abandono de los inmigrantes que viven en nuestra patria. Ahora, desde su misión como Obispo de Roma, su mirada se amplía hacia el horizonte de tantos hermanos que huyen en la búsqueda de un futuro mejor para ellos y para sus hijos, arriesgando la propia vida o encerrando la esperanza en los campos de refugiados.
Acercarnos a esta realidad, desvendar nuestros ojos, ayudará a generar conciencia, derribar prejuicios y proponer caminos de solidaridad frente al mar de tantas y tantas injusticias.
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