Iniciamos este tramo del camino con el recuerdo del querido Papa Francisco, que falleció el 21 de abril pasado, en la mañana siguiente después de bendecirnos desde la Plaza San Pedro y desearnos una buena Pascua.
Su paso entre nosotros nos deja un legado lleno de desafíos de los cuales queremos ser instrumentos fecundos para el Reino de un Dios que es Amor, misericordia, justicia, bien y verdad.
Renovemos, entonces, nuestro compromiso misionero y seamos hacedores de encuentro, de cuidado, de paz, de solidaridad sobre todo para los más pobres y sin esperanzas.