Elena era esposa de Constancio y fue la madre del famoso emperador Constantino. Pero llegar a esto no le fue nada fácil ya cuando su esposo fue nombrado sucesor en el Imperio, el emperador Máximo le ordenó repudiar a Elena y casarse con su hija Teodora, cosa a la que Constancio accedió por ambición y se llevó consigo a Constantino el hijo de ambos.
Tras catorce años de dolor, su hijo al morir su padre la hace regresar a su lado con el nombre de Augusta, Elena se convierte al cristianismo y esta opción de vida también es fundamental en la vida de su hijo y en la historia misma ya que Constantino ha sido quien en el año 313 permite el cristianismo en el Imperio Romano, después de trescientos años de persecución.
Se caracterizó por una larga y piadosa vida dedicada a la oración, al cuidado de enfermos y cautivos, sí como a los pobres.
Visitó los lugares santos de Palestina donde mando a realizar obras para conservarlos como testigos del paso del Señor y al regresar a Roma falleció, a la edad de ochenta años