Teresita tenía 15 años cuando en una visita jubilar a Roma, le pidió al Papa León XIII ingresar a la Orden del Carmelo a pesar de su edad. Teresita desde niña tenía clara su vocación religiosa cultivada en una familia netamente cristiana. Vivió su vida con corazón de niña; así se la conocía y ella hizo de esta su característica principal, su camino hacia Dios.
El caminito de la infancia espiritual es, entre otros, su gran legado; porque allí dejó las enseñanzas de cómo conocer y vivir a Dios con corazón de Niño.
Su vocación fue el amor, que pasó por las pruebas más dolorosas, pero que perseveró hasta el fin con la sencillez, la alegría y la dulzura que la caracterizaron.
A los 24 años de edad, la sorprendió” la hermana muerte”, después de muchos meses de dolor y en estos días repetía a sus hermanas estas ideas
✓ “Mi vocación es el amor”
✓ “Dios mío cuánto te amo”
✓ “En el corazón de mi madre la Iglesia yo seré el amor”
✓ “Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra”
Teresita es para los jóvenes cristianos de nuestro tiempo un modelo capaz de imitarse por su sencillez llena de la profundidad del amor.