Muchas veces los padres y los abuelos modernos, estamos sumergidos en la filosofía de darle a los niños todo, en materia educativa, en el confort posible, en viajes, en instrumentos tecnológicos,… y desde ya en nuestro afecto.
Las sociedades de más alta calidad de vida concentran alrededor de los niños todo aquello que haga a su bienestar.
También es cierto, que una inmensa mayoría de familias no logran en contraposición, darles el plato necesario de comida diario.
Es bueno entonces que como padres, reflexionemos sobre este aspecto en la formación de nuestros hijos y cuál es el límite que ayuda a una sana formación de la personalidad y a la vez, cuál ha de ser nuestra actitud frente a tantos niños excluidos.