27 Jun Enrique “Quique” Martinez
Un sábado de mayo de 2001, tempranito cuando aclaraba el sol, una noticia paralizó nuestra respiración y fue corriendo de boca en boca con el hilito de voz que nos quedaba. Quique-Enrique Martínez- el Flaco, con sus 31 años nos había dejado.
Nada parecía razonable a la poca explicación que tenía la noticia. ¿Cómo iba a ser el Flaco el que había fallecido? Sí el Flaco los viernes jugaba al fútbol, el día anterior rebosaba salud, estaba lleno de proyectos, quería estudiar, hacerse cargo de la pastoral de la infancia en su querida San Martín, Había vuelto del Encuentro Mundial de la Juventud en Roma en octubre del año anterior y sus ojitos de nene grande, de aspirante mayor, se llenaban de lágrimas al contar una y otra vez todos los acontecimientos de aquel viaje, que lo llevó no solo a Roma, sino a España a la tierra de su padre (que falleció siendo él chico) y a Lourdes, a ver a su Virgencita amada.
En aquel momento recordé, la frase con la que cerró aquel relato cuando regresábamos juntos desde el Nacional a San Martín: “En la gruta, mientras llovía y yo me mojaba como un pavo, le dije a la Virgencita “ya está, ya puedo morirme en paz”. No sabía nadie, ni él, que cerca estaba este encuentro.
Quique, nuestro joven testigo fiel, cerraba así una corta historia que dejó mucho sembrado en el corazón de quienes lo conocimos durante mucho o poco tiempo. Era un tipo simple y con simpleza se enojaba, se alegraba; trabajaba sin cansancio y siempre, podía un poco más. Era un líder nato, tozudamente nato y a pesar de él. Donde estaba se lo distinguía y no solo por su altura sino por su simpleza de cristiano transparente, cercano, amigo. Era un tipo sin rencores a pesar de que se enojaba lindo a veces.
Podríamos estar horas y horas hablando todo lo que hacía por los demás como dirigente, pero lo que verdaderamente lo mostraba como cristiano era su forma de ser: siempre dispuesto a ayudar a un amigo, estar al lado de otro a pesar de estar ocupado o cansado o como todos, con sus propios problemas.”
Juan Carlos “Pataca” Barrionuevo – Dirigente Diocesano de San Martín
Muchos de nosotros lo conocimos desde adolescente y aunque de lejos, lo fuimos viendo crecer y compartimos muchas cosas de ese crecimiento que lo llevó a ser Delegado diocesano de Aspirantes. Todo un símbolo en San Martín.
“Enrique nació en capital un 19 de enero de 1970 en medio de una familia que lo esperaba feliz, porque esa fue la única forma que conocieron para recibir a sus hijos, y vivió su corta vida en el partido de General San Martín.
Fue al Colegio Nuestra Señora de Lourdes, donde se recibió de Bachiller, empezó la carrera de Óptica en la UBA con excelentes notas, pero la dejó porque alegaba no haber nacido para estar encerrado en un cuartito, así que buscó una carrera más humanitaria y empezó a estudiar Administración de Empresas, también en la UBA, donde fue ayudante de cátedra de una de las materias.”
Lucia G. Martínez (hermana menor de Enrique)
Por eso, el homenaje en estas líneas de sus pares, su familia, sus amigos es el mejor recuerdo para perfilar a un tipo común y que todo lo común en él era especial, que supo ser quien fue, un ser humano cabal, un joven lleno de ideales, un luchador al que la vida le dio varias peleas en sus 31 años de vida y que triunfó, alcanzando pronto la corona de la gloria que Dios tiene preparado para sus hijos amados.
Hablar de Enrique Martínez o como lo conocíamos “Quique”, no es sencillo, y no sé si se entenderá en pocas palabras escritas en una carta, porque lo mismo tal vez no alcance a expresar lo que uno ha vivido al lado de una gran persona.
Lo conocí hace mucho tiempo cuando se comenzó a trabajar el área de aspirantes en San Martín; poco a poco comenzó su actividad, hablando con todos los Responsables a que participen de esa comunidad que él quería formar, por medio de esa comunidad quería lograr que el área creciera y así poder darles lo mejor a los aspirantes de su diócesis, por que ellos eran los que más quería desde que estaba en su parroquia”
Juan Carlos “Pataca” Barrionuevo – Dirigente Diocesano de San Martín
Es difícil, escribir una carta contando las experiencias o la opinión de uno, sobre un amigo que en forma física ya no esta; sin que esta carta no caiga en una exageración, ya que si contara las cosas grandes o chiquitas, que hice con el impulso de la convicción, de este amigo tendría que hacer un relato de toda mi vida.
Creo que son muchos los que relegan año tras año, sus proyectos y estudios en pos de la tarea pastoral; creo que lo que tenía el Flaco, era el don de la reflexión, el poder de observación y por supuesto, una entrega total a “la causa”; que hacia que su actividad fuera realmente efectiva”
Santiago Seery Ex Dirigente Parroquial
De él aprendimos muchos valores. Se hace difícil escribir estás líneas, es complicado por la cantidad de cosas que nos gustaría resaltar:
– Compromiso reflejado en la forma de encarar proyectos y actividades.
Paola Mirábile y Claudio Fernández Pquia. Ntra. Sra. Del Carmen (que como muchos todavía miramos desde el tren, para ver si sube el flaco en Lourdes)
– Apertura para trabajar de la mano en la construcción del reino, brindando su ayuda a todas las áreas u otra institución o grupo de la Iglesia.
– Generosidad para disponerse a trabajar allí donde se necesitaba, dejando de lado proyectos personales.
– Disponibilidad para brindarse a quien necesitará una mano, en cualquier ámbito.
– Presencia siempre acompañando a quien lo necesitara.
– Amor puesto en el día a día, en cada gesto, en cada palabra, en cada llamado telefónico.”
Quique en familia
“Trabajaba, estudiaba, hacía deporte -bueno, al menos intentaba jugar al fútbol con los chicos de la parroquia y amigos del barrio- aunque iba al gimnasio regularmente.
En fin, de todo lo que leen no hay nada que lo distinga de muchos jóvenes que viven en San Martín, pero Quique, el flaco, ese muchacho que media 1,98 mts. para mi fue alguien muy especial, de chicos era quien se metía a la pileta conmigo durante las tardes de verano, me llevaba a andar en bici, jugábamos al “juego de la vida”, a las cartas, procuraba explicarme matemática, ayudarme a hacer los deberes, me iba a buscar a los cumpleaños de mis compañeritas para traerme en bici, cuando mi mamá trabajaba y me tenía que cuidar me llevaba al Ateneo Manuel Dalzón a verlo jugar a la pelota y él me dedicaba los goles, abrazándome mas emocionado que Maradona en el mundial 86, también fue quien me llevó a A.C.A. cuando yo tenía 8 años, grupo al que él ya pertenecía. Tuvimos la desgracia de perder a mi papá en 1988 porque padecía una enfermedad terminal, Quique iba al hospital a cuidarlo antes de ir al colegio con 17 añitos. Quizás por eso Enrique procuraba desde su lugar de hermano mayor aconsejarme, contenerme y cuidarme.
“Miles de lágrimas brotan por mis ojos y de recuerdos vienen a mi mente cuando pienso en el flaco, él para mi hermana y para mí, siempre fue el elegido de mamá, pero no porque mi mamá hiciera diferencia, él era diferente, de los tres hermanos de bebé era el que dormía mejor, de niño / joven era el que menos discutía, el que casi no se quejaba, el que se pasaba horas armando castillos con rastris o rutas, el que mas escuchaba y aconsejaba a mi mamá, ese: era El.
Enrique era esa persona que en la familia unía a todos, primos, tíos, hermanos, padres. Era el encargado numero 1 de llenar la quinta de su madrina de gente los días lindos del año. Era quien sin estar todo el tiempo -porque muchas veces estaba en la parroquia- tenia ese momento preciso con la palabra perfecta para decirte lo que necesitabas oír y si era necesario darte un abrazo con sus brazos gigantes o una palmadita en el hombro, para que siguieras adelante Enrique era ese tío que se dejaba maquillar por sus dos sobrinas mujeres, Rocio y Laura, y que deseaba que llegara el varoncito para poder llevarlo a ver a Boca los domingos y el destino se lo llevo antes de que pudiera verle la cara a Pablito, que nació casi un mes después de su muerte.”
(Lucía Martinéz)
Su vida de apóstol
El Flaco fue un apóstol, entre los suyos, su fe se irradiaba a la vida concreta no solo de los que creían o pensaban como él, sino de todo aquel con quienes tejió lazos de amistad profunda.
Con ejemplos de vida como él la Iglesia seguramente estaría vista de otra manera, transmitía una Iglesia viva, misionera al lado del necesitado en el sentido más amplio de la palabra. Cada una de las personas que pasaron cerca de él podrá dar fe de esto:
su amigo Flecha, con todos los chicos del barrio; el contador de Atlanta, con la gente del Senasa; Lopa con los chicos del Lourdes con quienes hacían los famosos retiros;
Cada miembro de la AC no solo de la diócesis y de la región sino también nacional, cada aspiranta y aspirante de la diócesis por quienes trabajo tanto y tanto; el tío, Lucy, Silvia, Carmen y sus sobrinas a quienes amaba con todo su corazón. Miles de anécdotas, vivencias y recuerdos, pero para despedirnos recordamos las palabras del también fallecido Don Raúl Rossi que en la Misa de despedida decía algo así como “ que su corazón y su amor por los niños era tan grande que ya no le alcanzaba con trabajar por los chicos de San Martín y se fue a trabajar por los de todo el país”
Paola y Claudio
Con ejemplos de vida como él la Iglesia seguramente estaría vista de otra manera, transmitía una Iglesia viva, misionera al lado del necesitado en el sentido más amplio de la palabra. Cada una de las personas que pasaron cerca de él podrá dar fe de esto:
su amigo Flecha, con todos los chicos del barrio; el contador de Atlanta, con la gente del Senasa; Lopa con los chicos del Lourdes con quienes hacían los famosos retiros.
Cada miembro de la AC no solo de la diócesis y de la región sino también nacional, cada aspiranta y aspirante de la diócesis por quienes trabajo tanto y tanto; el tío, Lucy, Silvia, Carmen y sus sobrinas a quienes amaba con todo su corazón. Miles de anécdotas, vivencias y recuerdos, pero para despedirnos recordamos las palabras del también fallecido Don Raúl Rossi que en la Misa de despedida decía algo así como “ que su corazón y su amor por los niños era tan grande que ya no le alcanzaba con trabajar por los chicos de San Martín y se fue a trabajar por los de todo el país”
A veces no descansaba pensando actividades para ellos, visitando delegados para poder conocerlos y brindarles lo que ellos necesitaban y también hablando con los asesores de las parroquias para ponerse a sus servicios.
De ese modo trabajé con él durante tres años, en ese tiempo lo fui conociendo cada vez más: por medio de unos mates, parecía que el agua de esa pava nunca se acababa; por medio de alguna reunión en donde él daba su punto de vista y casi siempre estaba en lo correcto, por medio de alguna charla informal en donde siempre ofrecía su ayuda o por lo menos su consejo, siempre atento para escuchar al otro.”
“Mi amistad con el comenzó cuando empecé a visitar, como Consejero Diocesano, la parroquia del Santuario de Ntra. Sra. de Lourdes en Santos Lugares, Diócesis de San Martín. Desde entonces siempre conté con su presencia, amistad, humor y consejos en todos aquellos momentos importantes de mi vida. Y fue una bendición. Quiero destacar que la amistad con Quique nació en la misión, fuimos amigos en el apostolado, en ese compartir inquietudes, pasiones y desvelos por la Acción Católica. Son muchísimas las vivencias y momentos compartidos con el durante retiros, charlas, campamentos, reuniones, visitas, asambleas, etc. y se haría muy largo mencionarlos todos. Pero si deseo transmitirles aquella sensación particular que Quique me hacía sentir en aquellos momentos y era que además de moverlo el amor a Cristo lo movía un sentido profundo del compartir la amistad, haciéndome sentir acompañado en la misión, preocupándose por mi vida particular y estando presente en los detalles .A eso yo llamo “estar presente”.Muy dura fue para sus amigos su partida, pero nos queda el consuelo que nos ha precedido en el camino hacia la Casa del Padre en donde espero algún día contar nuevamente con el regalo de su amistad. Alabado sea Jesucristo.”
Damián Mancebo
Personalmente, puedo decir muchas cosas de él, que era buena persona, que no fallaba nunca (para lo que lo necesitabas él estaba) que no había hora ni obstáculo para contarle un problema y que hacía lo posible para darte una mano y solucionarlo.
Pero con lo que yo me quedo para siempre es que es mi amigo, y esto que sea mi amigo no es poco, porque todavía como contaba antes tengo momentos de querer verlo, de querer charlar, de querer reír y de querer llorar y en esos momentos me doy cuenta que lamentablemente NO ESTA. Por todo esto es que sigue INSOPORTABLEMENTE VIVO EN MI CORAZÓN”.
Marcelo “Bodi” Reynoso – Ex Dirigente Diocesano de San Martín
Quizás por la vida, quizás por metida, con “el flaco” compartí varios ambientes, la parroquia en Lourdes, donde los dos fuimos dirigentes de aspirantes en distintas épocas, la misma casa y más tarde el mismo trabajo. y sin embargo, el día que falleció me di cuenta que no tenía ni idea de quien era mi hermano… ese 19 de mayo, en el que en un día de pleno sol se fue a abrazar “a su flaco”, como él le decía a Jesús, hizo que mucha gente fuera a despedirlo a la parroquia de Lourdes, en Santos Lugares, el lugar que el tanto amó y la Virgen que tanto adoraba, al punto de conocer la Iglesia de Lourdes en Francia y decirme que de lo que recorrió en Europa nada se asemejaba a Lourdes.
Soy consciente de lo limitada que es ésta bibliografía, pero para mí la bibliografía de mi hermano, son aquellas huellas que van a quedar para siempre grabadas en mi corazón, recuerdo que me decía que la vida era como el truco, Dios nos daba las cartas y no importa que cartas tuviéramos el tema es como jugabas, podías tener los ases, ser un cobarde e irte al mazo o podías tener una mala mano, poner coraje y ganar.
Otra vez que yo renegaba sobre la misa y le decía que para mí eso era innecesario, entonces el flaco me dijo que uno toma agua cuando tiene sed y para eso uno debe cansarse, así que la misa es el lugar donde los que tienen sed de Cristo se sacian.
Lucía Martínez
Un delegado de Aspirante hasta la médula y el corazón
El Flaco, quería a los chicos de un modo especial, él era en verdad un aspirante de alma, la infancia de los chicos y chicos lo desvelaban de una manera apasionada, siempre se podía hacer algo para que hubiera más aspirantes en las parroquias. Pero también, cuando se hizo necesario, se puso al hombro el trabajo con el resto de las secciones de jóvenes en su parroquia…
Tengo muy buenos recuerdos de Quique, o del flaco, como le decíamos en la parroquia; y se me hace muy difícil acordarme algunas cosas puntuales.
Él fue mi dirigente de júniores y después de algunos años de mayores. Por ende casi puedo decir que él fue uno de los principales formadores del dirigente que soy.
Él me mostró la importancia de los aspis, y me enseño a quererlos tanto. Yo no había sido aspirante (entro a AC en edad de preju), y la primera sección que me toca dirigir es aspi. No sabia que hacer, para mi solo se trataba de jugar, hablar algo de Jesús, campamentos, salidas, y no más; ni pensar en algún trabajo apostólico, yo le decía, “el aspi aspira a.., ¿Qué puede hacer? Él me escuchaba, me ayudaba y un día me dijo: “el aspi es el principal evangelizador de la familia, nadie le dice que no a un chiquito, el los puede traer a misa, a donde quiera. Y también es el único que puede ganarse, motivar o convencer de algo a sus compañeritos, a la maestra la querrán mucho, pero a AC no los trae, en cambio el aspi si, y sino fíjate como entraste vos”. Estas palabras mas su trato con los chicos me cambio la forma de ver a los aspis y me ayudo a descubrir su potencial, y que debía hacer yo ahí.”
“Agradezco a Dios y a la Acción Católica por haberlo conocido y siempre lo recuerdo, con un andar particular por sus largas piernas y su campera verde tipo inflable.
Conocí a Quique trabajando en el área de Aspirantes, lo conocí en el día a día, en cada reunión. Lo que primero rescaté de él fue su predisposición a trabajar por los aspirantes, no había horarios ni contratiempos que no se pudiera solucionar, cada trabajo que se emprendía era al máximo; si era para 4 aspirantes o si era para 500. La entrega era total, como era total su amor por los aspirantes”.
Marcelo “Bodi” Reynoso – Ex Dirigente Diocesano de San Martín
María en su vida
Su amor a María, en especial bajo la advocación de Lourdes, patrona de su comunidad y de su diócesis fue siempre su distintivo.
También recuerdo siempre su gran amor por “ la Virgen de Lourdes ”, cuando tuvo la oportunidad de ir a Europa y visitar en Francia el Santuario de Lourdes, al volver estuvimos horas hablando de todo lo que había sentido en su corazón, de la alegría inmensa que tenía, yo lo escuchaba, y observaba su rostro; estaba contento y lo mejor era que él quería compartir su alegría con los demás; porque seguramente al estar a los pies de la Virgen se habrá acordado de su querido “ San Martín ”
Pataca
“Y si de amor hablamos, no puedo dejar pasar su devoción por la Virgen de Lourdes”.
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Quique, el amigo presente y siempre cercano
Si hay una virtud, un valor, un rasgo para destacar de Quique era la amistad, él entendió y vivió a fondo lo que su gran Amigo quiso decir aquel día: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”
En lo personal me acuerdo de una anécdota: en noviembre del 98, falleció mi padre, durante las semanas en que estuvo internado, él me presto su celular para cualquier cosa que lo necesitara, después al fallecer se lo devolví y le pregunte cuánto era el gasto y me dijo que después me avisaría (nunca me lo dijo). A los pocos días, me invitó a ir unas semanas a Mascardi, cuando volvíamos le comente que me sentía un poco mejor, que el viaje me había levantado el ánimo y gracias a eso comenzaba el año con ganas de trabajar sino hubiera sido muy difícil y mirándome a los ojos con una sonrisa me dijo: “será por eso que te traje, porque te necesito que estés con todas las ganas para trabajar”.
Pataca
Así era el, olvidándose de sus cosas y solamente pensando en ayudar a los demás como Jesús, por todo eso y otras cosas que haría este relato extenso (momentos compartidos con el, en los cuales comprendí que significa verdaderamente la palabra “servicio ” ), siempre vivirá en mi corazón Enrique o simplemente Quique”.
Sin duda Quique ha dejado una huella importante en la vida de los que tuvimos el honor de conocerlo, lo recuerdo como una gran persona, un buen amigo y un dirigente único.
De esa gran persona que fue, admiro su humildad y su capacidad de darse, realmente era grande su corazón, y doy fe que pensaba antes en el otro que en él.En mi caso particular, lo conocí cuando él era dirigente diocesano y yo parroquial, y de a poco, con algunas pequeñas charlas, y compartiendo momentos, fui metiéndome en la vida de esta persona singular que realmente no andaba con “giladas”, transmitía ideas interesantes de las que vale la pena seguir…y era coherente con en su vida en hechos concretos y con entrega… Quique tenía la habilidad de llegar al corazón, de movilizarte desde lo humano, le importaba realmente la “persona” y eso no era poco…
Sergio “Checho” Vrsalovic – Ex Dirigente de San Martín
Ligia, mi esposa y yo perdimos un hijo de dos días en el año 97 y luego de un tiempo y algunos estudios buscamos por segunda vez. Andrés nació en el año 99 con los mismos problemas que su hermano fallecido. Un problema respiratorio lo tuvo al borde de la muerte. Y Quique estuvo allí, a nuestro lado, como muchos otros amigos, pero por alguna razón “el flaco” no pasaba desapercibido (y no hablo de su altura).
Alfredo Torres – Ex dirigente de ACA
Vino cada día, los 15 días que Andrés estuvo con respirador artificial y en estado crítico. Se hizo cargo de cada pequeña cosa que pudimos necesitar y rezó conmigo, como todos mis amigos. PASION Y SERVICIO, así resumo lo que nos brindó.
El día que mi hijo salió de la incubadora, lo trajeron a la sala y Quique fue la primera persona que lo vio, y esto me motivó a contarles esta historia…
Finalmente, Andrés pudo salir adelante; Hoy sólo queda una pequeña secuela de su enfermedad. Tiene una lesión cerebral que le impide caminar con normalidad pero está cada día mejor y se abre paso entre sus compañeros de 1º grado del León XIII de Palermo con gran tesón.
Y para mi familia, el flaco hizo su parte y más, nos regalo su compañía”
Yo ingrese a la Acción Católica del grupo, de la Parroquia Nuestra señora de Lourdes, a los 9 años de edad. La verdad es que tengo, por suerte, buena memoria de aquellos años y recuerdo casi todos mis dirigentes y de las distintas vivencias que en aquellos años experimenté en ese grupo; y fue en esos tiempos cuando conocí a unos de mis primeros dirigentes. El FLACO o Enrique Martínez.
El Flaco fue un tipo, desde que lo conocí, que siempre antepuso las necesidades del A.C.A. o de algunos de sus integrantes, antes que los asuntos de su vida. (Imposible enumerar las situaciones).
Creo que tenia una necesidad o un don, de estar siempre presente, en el momento justo, no importaba de quien se tratara o el tiempo que insumía, lograba en quien lo conocía la increíble sensación de estar acompañado: por un hombro, un pie para el fútbol, una oreja, una PALABRA justa…”
Dirigente Diocesano de San Martín y dirigente nacional
Quique fue nombrado delegado diocesano de Aspirantes y trabajó sin reparar en tiempo y dedicación, le dio todo a sus chicos y a sus delegados parroquiales. Inolvidables serán para quienes compartieron en agosto la festividad de Santos Patronos o las Escuelas de delegados, donde invitaba no solo a San Martín, sino a todas las diócesis del país, de la que en los Encuentros de Verano se había hecho un amigo, un hermano.
Después de varios meses de su partida, fui valorando su enorme dedicación dirigencial, en este aspecto “trabajaba” mucho, y logró muchas cosas… principalmente, logró que muchos de nosotros avancemos en la fe, y como Jesús a sus discípulos, él fue llamando a las personas para que compartiera con él proyectos interesantes que lograron motivar y animar a un sin número de gente…Él estaba y está cerca de Dios, quien lo conoce no tiene dudas… “
Sergio “Checho” Vrsalovic – Ex Dirigente de San Martín
“Un par de años después de entrar al diocesano, queda como responsable de la recién creada área aspirantes, encargándole la tarea de su formación, afianzamiento y crecimiento. Paralelamente a mi me eligen responsable del mismo área en la parroquia, lo que permite que volvamos a trabajar juntos.
Nunca vi motivar, convocar, recorrer la diócesis, como él lo hizo. La mayoría éramos dirigentes muy jóvenes, entonces, creo cursos, muchos encuentros, hasta regionales; y los aspis de la diócesis crecían y crecían, y las áreas parroquiales se fortalecían cada vez mas y llegamos a las asambleas con un montón de aspis. Un año antes en el encuentro de verano nos sentó a todos y nos dijo, que ningún aspi se pierda la asamblea, si ellos no van a la asamblea, esta no tiene sentido, ellos son los que más la viven y ustedes como responsables y dirigentes nunca van a vivir una asamblea tan intensamente, ni nunca les va a dejar tanto como cuando van con aspis, ellos hacen que vos disfrutes y la vivas como nunca.
Hay miles de cosas que pasamos juntos momentos alegres y tristes, pero siempre estuvo cerca cuando lo necesité, siempre tenia una claridad de visión de las cosas, y siempre una meta clara en donde estuviera. Fue un gran amigo y un referente por el que doy gracias a Dios de haber caminado con él parte de mi vida”
Conocimos a Enrique en un encuentro diocesano de secciones preparatorias allá por el año 1989, hasta ese momento nunca habíamos trabajado juntos, solo nos reconocíamos como dirigentes parroquiales.
En el año 1994 habíamos renunciado a la comisión de jóvenes de nuestra parroquia y Quique junto a otros dos vocales del ya área de jóvenes San Martín nos convocan a dar una mano para formar el área de Aspirantes de San Martín ( según el nuevo proyecto institucional). La primera reunión fue el jueves santo de 1994 éramos cuatro personas Quique y Marimé serían los responsables del área y nosotros como vocales, podría decirse que ese fue el nacimiento del área de aspirantes de San Martín, si bien ya se estaba gestando, sobre todo en el pensamiento de Quique.Desde el comienzo sentimos que estaba naciendo un área grande con lugar para todos, impulsados como siempre por la cabeza de Quique. En su forma de concebir las cosas no había otra posibilidad, debía ser para todos y se encargaba personalmente de que así fuera. Hasta cualquier hora en cualquier lugar de la diócesis, de la región o del país; comprometiéndose con cada persona que pasaba cerca de su vida.
Paola y Claudio
Quique lo que tenía de alto lo tenía de corazón, siempre pensando en los demás, no importaba si él estaba enquilombado, primero el otro.
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Quique era un motivador total, brindaba la confianza necesaria para que uno hiciera los trabajos que quisiera sin miedo a fracasar y eso se notaba mucho en el resultado final. Al flaco lo querías a las 2 de la tarde en verano con 40º de calor en una reunión bajo el sol y él llegaba 15 minutos antes para hablar con los delegados y con los chicos de las parroquias, ¡era un fenómeno!
En la preparación del viaje a la Asamblea Federal de Paraná (1993) comencé a establecer una más intensa relación con los integrantes de las comisiones diocesanas de Jóvenes y Aspirantes. Durante seis años compartimos los logros y las frustraciones que nuestra vida apostólica nos genera.
Uno de esos muchachos era Quique, el “flaco” del Santuario. Hasta 1999 compartimos el Consejo Diocesano y también cierta forma de expresar nuestras ideas: eramos bastante terminantes… Tal vez por eso tuvimos una intensa relación en nuestra forma de pensar y sentir a la ACA.
José María “PEPE” López (Comisión Nacional Area Adultos 1999 – 2006 y ex dirigente diocesano 1992 – 1999)
En ese año, Nuestro Señor Jesucristo -a quien ambos le dijimos “Sí” con convicción un día de Cristo Rey- nos iba a deparar un nuevo destino: después de la Asamblea de San Juan, ambos “debutamos” en la conducción nacional. Él, en la Comisión de Aspirantes; yo, en la de Adultos. Y también ese mismo destino nos permitió compartir el mismo Equipo de Región Litoral, cuya función era la de atender y visitar a las diócesis que la conformaban: Rosario, Santa Fe, Paraná, Concordia, Gualeguaychú, San Nicolás, Venado Tuerto y Rafaela.
“Tuve siempre la sensación de compartir un área de aspirantes no sólo con delegados de otras parroquias, sino con una comunidad de amigos que trabajaba mucho, con mucha alegría y que de afuera eso se notaba, que no era solo buena onda, que había algo más y ese algo más era que nos queríamos. Y ese quererse no sólo se lograba con reunirnos. Quique se preocupaba para que estuviéramos unidos, en todos los
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sentidos, porque no había reunión más importante que algún problema personal. Si ese día nos teníamos que quedar 3 horas compartiendo un problema personal, la reunión se pasaba para otro día, y lo importante de todo esto era que había la confianza suficiente para que cualquiera hablara de lo que quisiera. Dentro de lo que es la Acción Católica y fuera de ella, el flaco era conocido y querido por mucha gente”.
En la asamblea de San Juan se propone para integrar la Comisión Nacional, lleno de ideales como siempre. Era un joven de acción. A veces algo atropellado pero siempre por su gran ideal. Lo suyo era el contacto directo con la gente, un promotor nato, un formador de personas, un hacedor de vínculos. Lo apasionaba lo inmediato, lo concreto y esto de algún modo fue un poco el peso de lo nacional que no le gustaba. La mirada a más largo plazo, la necesidad de un pensamiento más estratégico. Él quería la acción ya y en esa “acción ya” se dio siempre por lo cual en su año y medio de dirigencia nacional, visitó cuanto encuentro de Área hubo en el país con su típica sonrisa.
Quique era un tipo frontal, convencido de sus ideales, disponible y servicial al máximo… No paraba un día. Como dirigente diocesano visitaba todas las parroquias; conocía el “alma y vida” de todos los dirigentes de Aspis; y amaba profundamente a los niños. Cuando asumió su responsabilidad nacional, hizo lo mismo: comenzó a caminar por las diócesis de la Región Metropolitana y después por todas las del litoral.
Una anécdota que lo pintaba de cuerpo entero: en una ocasión, en la primavera de 2000, tuve que asistir a una visita a la Comisión Diocesana de Adultos de Gualeguaychú, en la ciudad de Concepción del Uruguay.Ese fin de semana había también un Encuentro Diocesano de Aspirantes. En forma simultánea, se desarrollaba en Rosario una peregrinación de niños, con motivo de las fiestas patronales. Quique estuvo en Rosario, acompañando dicha marcha el día sábado. Al día siguiente, con su cansancio a cuestas, apareció en Concepción para participar de dicho Encuentro. Pobre, no daba más… Pero igual cumplió con su misión y su vocación. Cada uno de nosotros participó de las respectivas reuniones y luego regresamos juntos a Buenos Aires (yo había ido con mi familia en el auto) y el “flaco” durmió casi todo el viaje…
Ese era Quique. Que amaba tanto a la Acción Católica, que no se bancaba largas deliberaciones para “ver que vamos a hacer” … Simplemente él iba y las hacía. Por eso un día de los primeros meses de 2001 nos juntamos a almorzar cerca de nuestros trabajos y me dijo: “Pepe, quiero dar un paso al costado; porque no me gusta que se hable mucho y se haga poco…”
Me produjo una gran tristeza, pero no podía ni siquiera intentar hacerlo cambiar de opinión
José María “Pepe” Lopez
El joven que amó la montaña y descubrió a Dios en la naturaleza
Si un lugar era querido por Quique, además del santuario de Lourdes y su casa, era la Cabaña Pío XI, en Mascardí, allí fue cada año a pasar sus vacaciones jóvenes y a mantener diálogos especiales con los que pasaban por allí, con Dios y con la montaña. Son muchos los testimonios que dejó escrito en el cuaderno que guarda los recuerdos de quienes pasan por el lugar.
En lo personal, siento, sentí y sentiré siempre, que el Flaco no fue solo mi dirigente, mi compañero o mi amigo. Fue una guía, la cual me hacia pensar, discernir y estar siempre alerta en la búsqueda de la felicidad verdadera, en la necesidad del otro, en servir…Con Quique, compartimos muchas experiencias, de parroquia, de diócesis, de organización de miles de cosas, los viajes a Mascardi, las cumbres en el López; y es increíble pero de cada cosa que recuerdo, la misma sensación sigue presente, y es el sentido de responsabilidad que el sentía y tenia con sus “aspirantes” o con sus amigos. Es el deber que sentía de ser la presencia de CRISTO, y eso es lo que hacia y hace grande a este AMIGO, que en cada encuentro me regalaba lo mas grande que tenia. “
Petaca
Una vez siendo chica recuerdo que el se estaba hamacando en el patio de casa por la noche y me pidió que hiciera silencio y mirara las estrellas, entonces me dijo que algunas de ellas ya no existían, que eran miles de veces más grandes que la tierra, y me hablo de lo chiquitito que es el hombre en la creación, me dijo que a pesar de lo pequeño que somos Dios nos amaba, añadiendo: “no es maravilloso? Dios nos ama! Te das cuenta Chuchi?”, quizás por eso, por ser tan chiquititos el flaco siempre quiso a los aspis, quizás por eso hoy le estoy agradecida, porque me doy cuenta que el amor de Dios es maravilloso y que su amor lo manifiesta a través de los hombres, como mi hermano, que procuran entregarse al servicio y como diría la canción que vino a mi mente el día que el flaco se fue con Dios “Aspirante canta siempre, la alegría de ser santo, ríe ríe que la Virgen te protege con su manto”.
Lucía Martinez
El dirigente visto desde los ojos de quien fuera uno de sus aspirantes…
Basándome un poco en mi historia personal, quiero llegar a lo que fue una persona que dio todo por la Acción Católica.
A los 8 años (1992), preparándose para lo que era la Asamblea de Tucumán, golpeó la puerta de mi casa, una figura, para mi corta estatura, enorme y se presentó como “Quique” e iluminándose la cara de felicidad, con la que siempre lo veía que nos trataba, me invitó. Yo acepte, ir un sábado a ver qué era eso de la Acción Católica, que mucha gente hablaba de ellos, que hacen cosas buenas, y que además se divierten y juegan a la pelota, (en ese momento creo que iba mas por la pelota y por como me divertía con los chicos, que por lo demás, pero solo tenía 8 años).
Hernán Casalderrey – Dirigente Parroquial, Diócesis de San Martín
Un poco más adelante, con ya 12 años (1996, año de la Asamblea de Paraná), era el turno, de tomar las promesas, y ya Quique estaba esperándome como Responsable del Área de Aspirantes de la Diócesis. Lo veía tan humilde, tan grande (no de estatura, que por cierto si lo era), tan buena gente, y que amaba la A.C.A. como nadie.
Después, de la Asamblea de San Juan (1999), entró al Área de Aspirantes de la Acción Católica Nacional, el día del anuncio, en la misa de clausura, estalló, la gente de San Martín, que sabía que estaba haciendo lo que más le gustaba dirigir; tomar decisiones importantes para todos y hacer una Institución cada vez mejor.
En ese tiempo, cuando podía, iba a la misa de 11 en el Santuario, nos juntamos todos, ahí, o cuando eran las misas de Navidad y Pascuas; siempre, nos quedábamos, un rato hablando de él, de sus reuniones en otros lugares del país, de lo que hacía para llegar a ellas, y también, ( yo en el 2000 empecé a dirigir ), de muchos concejos que me sirvieron y me sirven actualmente; pero lo más importante, y que siempre le decía, que quería ser como él, bueno, que estaba empezando, que yo amaba tanto la A.C.A., como lo vi a él hacerlo, que si yo podía iba a ayudar en lo que sea necesario, en mi parroquia, en la Diócesis, y donde se necesite, de mí; como lo había hecho, él, con mucha humildad, y con una sonrisa en la cara siempre, a pesar de todo.
En mayo del 2001, cuando me enteré de lo que había pasado, no lo podía entender, era muy joven, 31 años, la misa se hizo en la gruta de Lourdes, el lugar que mas le gustaba estar del santuario; con Monseñor Raúl Rossi; (de quien también sufrimos mucho la pérdida, un año más tarde), fue muy emotiva y con mucha gente de la Acción Católica de todos lados, vinieron a despedir a un amigo.
Solamente quiero hacerles acordar que en el 2002, como lema de la Asamblea de Buenos Aires, fue “Estoy entre, ustedes como el que sirve”; y creo que esta frase de Jesús, resume la vida de un hombre que amaba la Acción Católica, como nadie. Por siempre, Enrique Martínez. ¡¡¡ Alabado Sea Jesucristo! “Flaco, te extrañamos, siempre. ”
La carta para un amigo
“Cuando me dijeron si quería contar mi experiencia de vida por conocerte, ser MI AMIGO, compartir infinidad de momentos juntos, cenas, nacimiento de Camila, salidas, años de Institución, Consejo Diocesano, Asambleas Nacionales, reuniones, sonrisas de un aspirante…
Y te cuento que para poder expresarlo me costó una semana, entre dolor, recuerdos, sonrisas, lágrimas, escalofríos, en fin las emociones fueron tantas que no tengo la suficiente claridad para poder expresarlo y plasmarlo en un papel.
Fuiste una persona extraordinaria, siempre estuviste a mi lado cuando lo necesité, incluso siempre tenías algo para poder superar el momento malo que uno estaba pasando, una palabra de aliento, un gesto, una actividad, una charla de amigo, una llamada o sea siempre conté con vos.
Fueron muchas las cosas compartidas, siempre me atrapó de vos TU BONDAD, lo incondicionalmente bueno que fuiste con todas las personas que compartían tu día a día .
La chispa con la que afrontabas la vida, e incluso estoy segura con la alegría y el amor que recibiste la decisión de Dios de llevarte con Él.
Son tantas las palabras que tengo para expresar de ese FLACO GENIAL que pido perdón tal ves por el desorden de esta carta, pero en mi mente llueven tantas cosas: tu dedicación a la Institución, a los Aspirantes (sobre todo), a tu familia, a tus amigos, a la Iglesia, a Jesús, a la Virgen, etc.
Querido flaco, tu meta en la vida era llegar a la Santidad y yo sé que en este momento nos estás mirando desde un lugar hermoso, el Paraíso, seguramente en ese lugar como aquí en la tierra ayudando con tu bondad de siempre, con una mirada de picardía iluminándonos a cada uno de nosotros, guiándonos y cuidándonos como lo hiciste cuando estabas entre nosotros.
¡¡¡Gracias flaco!!! Te quiero y te querré siempre, te extraño.
Ivana Poggi
Diciembre de 2005