No cabe duda alguna que los tiempos cambiaron vertiginosamente entre las generaciones que van de nuestros abuelos a nuestros padres, de nuestros padres a nosotros y que decir ¡de nosotros a nuestros hijos!
En esa búsqueda del equilibrio pasamos como en un péndulo de un extremo a otro, pero en realidad no logramos el punto de equilibrio donde reside precisamente la virtud.