Editorial | El Evangelio, motor de nuestra esperanza

La Pascua es el anuncio del triunfo de la Vida, mas allá de toda coyuntura. Los encuentros de Jesús Resucitado van dando paso a la confirmación central de nuestra fe: El vive y camina junto a nosotros.

Por eso, en medio de no pocos signos que proponen muerte, el Evangelio se vuelve una vez más motor de nuestra esperanza.

Esa esperanza que los jóvenes creyentes han expresado en el Pre Sínodo de abril, como puerta de entrada al Sínodo que los Obispos celebraran en octubre, mientras nosotros estaremos en la Asamblea Federal de San Juan, contribuyendo en el espacio joven a dar causes de discernimiento acompañado de proyectos de vida valiosos y significativos.

Esperanza que se hace activa en el camino de quienes aspiramos a la santidad, como dice Francisco, “de la puerta de al lado”, tratando de encarnar las bienaventuranzas en gestos diarios y transformadores de nosotros mismos y de las realidades en las que formamos parte.

Esperanza comprometida con la vida, de punta a punta, mientras se debate el tema del aborto en el Congreso, proponiendo con voz profética que queremos cuidar la vida de los dos.

Esperanza que nos permite asumir los desafíos del presente con la serenidad que surge del amor de Dios que nos amó primero, y ser misión, con todos y para todos.