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Día de la Patria | Mayo nos desafía a trabajar juntos por una Nación más justa, inclusiva, fraterna y solidaria

Un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo nos invita a hacer memoria del pasado y mirar el presente. Memoria de aquellas personas que asumieron en coordenadas históricas, el compromiso de construir una nación libre y soberana, en un continente joven. Presente para mirar nuestra Nación hoy, poblada de enormes desafíos y no pocos desencuentros, en un continente que clama por la desigualdad en sus pueblos, en un mundo ensordecido por el ruido de tantas guerras.

Mayo es la expresión de lo soñado y lo realizado, que hoy nos interpela a superar la pobreza estructural en una Argentina que duele, en el 50% de los hermanos y hermanas que la viven todos los días en sus vidas, en el 64% de la infancia en situación de vulnerabilidad y en el 72,9% de trabajadores marginales. Mayo nos enfrenta al enorme desafió de promover el desarrollo integral para que a nadie le falte techo, tierra y trabajo.

Mayo es responsabilidad de buscar caminos posibles para una economía más humana, con reglas de juego donde la centralidad esté puesta al servicio de lo humano, donde los resultados lleguen a todos y no sólo enriquezcan a algunos.

Mayo es expresión, también, de la posibilidad de gestar encuentros, más allá del deporte nacional que nos empuja a “la soberbia del internismo faccioso[i] “en el cual, en vez de enriquecernos con la confrontación de las diferencias, la regla de oro consiste en destruir implacablemente hasta lo mejor de las propuestas y logros de los oponentes”[ii]. Mayo reclama de nosotros la posibilidad de hacer, juntos, una patria de hermanas y hermanos.

Mayo es la oportunidad de valorar la ley “condición infranqueable de la justicia, de la solidaridad y de la política”[iii] que “nos cuida de no caer en la tentación de la violencia, del caos, del revanchismo”[iv]. Ley que rige las relaciones recíprocas y pone límites a los errores y las faltas, al abuso y la corrupción.

Mayo es signo de romper las cadenas que atan a las generaciones jóvenes dejándolas desamparadas ante el narcotráfico y el crecimiento de las adicciones, ante el flagelo de la trata y a la orquestada banalización de la cultura atacando permanentemente los valores y arrojándolos al sin sentido de la vida. Es oportunidad para mirar de frente a nuestros ancianos y devolverle la esperanza de un presente digno.

Mayo es exigencia de respeto e inclusión ante el grito de no más violencia contra las mujeres, ni abusos, ni crímenes, no más trabajo infantil, no más discriminación. Es exigencia de integración de nuestros hermanos y hermanas con discapacidad. Es reclamo de convivencia entre quienes creen y piensan de modo diferente.

Mayo es la invitación a “ponernos la Patria al hombro”[v], para hacer posible vivir con dignidad, para mancomunar esfuerzos por el bien común, construir la amistad social, implorar la paz sobre esta tierra y sobre el mundo entero.

Que esta festividad cívica nos renueve en el compromiso de involucrarnos, con coraje evangélico, en la construcción de una Nación, justa, fraterna y solidaria.

Buenos Aires, 25 de mayo de 2022.

Acción Católica Argentina


[i] Homilía Card. Jorge Bergoglio, Tedeum 25 de mayo de 2006.

[ii] Ídem 1.

[iii] Ídem 1.

[iv] Ídem 1.

[v] Mensaje final de la Semana Social 2016 en Argentina.