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Necesitamos encontrar caminos de madurez cívica e institucional para poder ser la Nación en la que todos deseamos vivir

El 1 de marzo a lo largo de los años ha sido el día que marca el inicio del período ordinario del Poder Legislativo y, a su vez, testimonia la vida de la República con el discurso que el Presidente de la Nación da en la apertura ante la Asamblea Legislativa.

La oportunidad institucional nos invita a los argentinos a comprometernos, una vez más, en la construcción del bien común, en el respeto por la vida democrática y la amistad social que nos permita una convivencia respetuosa y en paz.

Conscientes de los desafíos del presente, en esta compleja realidad, se hace necesario acrecentar todos los esfuerzos que permitan afrontarlos para que nuestro país encuentre caminos de desarrollo y pueda erradicar los altos índices de pobreza que duelen y nos interpelan, así como bajar la inflación que, desde hace años, crece día a día deteriorando la vida de la mayoría de los argentinos, especialmente de la clase trabajadora, los jubilados, los trabajadores informales, los más desprotegidos y los niños. Es necesario terminar con la especulación que lleva a aumentar desmesuradamente los precios de los alimentos, la salud, los medicamentos, los servicios públicos en detrimento de la inmensa mayoría y en beneficio de unos pocos.

Nos preocupa la creciente violencia en la sociedad, expresada en distintos hechos de diversa naturaleza y en las relaciones interpersonales en los diversos estamentos de la sociedad. Causa temor que cada disenso se exprese descalificando al que piensa diferente, con insultos, provocaciones o chicanas, sobre todo cuando provienen de dirigentes o comunicadores que son quienes deberían promover el respeto, la paz y la convivencia. Debemos encontrar el modo de resolver los conflictos sin agresiones en palabras, imágenes o acciones de descrédito que sólo profundizan la grieta social y corroen la armonía.

Se hace imprescindible encontrar cauces para la vida política y cívica sin corrupción, porque en ella se aniquila el presente y el futuro, necesitamos de la transparencia de todas las decisiones y medidas, priorizando el bien de todos por encima del de cualquier sector.

Trabajemos juntos para encontrar caminos de madurez cívica e institucional para poder ser la Nación en la que todos deseamos vivir y para que vivan las generaciones futuras en libertad, justicia y fraternidad. Debemos priorizar el diálogo sincero en la búsqueda de consensos, que nos permitan enfrentar la coyuntura unidos como pueblo.

Invitamos a unirnos en el compromiso sincero de construir nuestra Nación en el marco de la ley, en el respeto a las instituciones y de los derechos fundamentales de cada persona que habita el suelo argentino.

A Dios, padre de todos los pueblos, fuente de toda razón y justicia, y, desde nuestra fe, por la intercesión de María Madre de Luján, le pedimos bendiga a nuestro pueblo y nos guíe.

Buenos Aires, 29 de febrero de 2024.

Acción Católica Argentina