JULIO | Vamos a Tucumán a ser iglesia sinodal, a ser misión y presencia alegre y esperanzada

Ya estamos a las puertas de nuestra Asamblea Federal, transitando el Tiempo Ordinario. Durante los últimos meses, en todas las comunidades se han hecho esfuerzos y sacrificios para que muchos de nuestros miembros puedan estar presentes en agosto en Tucumán, sin olvidar por esto, de vivir y sostener nuestra misión permanente en el Año Santo de la Esperanza, al que nos convocó Francisco y hoy guía el Papa León XIV.

“La esperanza también constituye el mensaje central del próximo Jubileo, que según una antigua tradición el Papa convoca cada veinticinco años”. [Bula de convocación del Jubileo de la Esperanza]

Ya cerrada la inscripción para la participación presencial en nuestra 31° Asamblea Federal, el desafío para todos nosotros, y en especial para la dirigencia, sigue siendo insistir y facilitar la participación de todos nuestros miembros como discípulos misioneros en la realidad de hoy, tan compleja como desafiante.

Vamos a Tucumán a ser iglesia sinodal que disfruta “la dulce y confortadora alegría de evangelizar” [Paulo VI], a “ser misión”, a ser presencia alegre y esperanzada, y sobre todo a llevar la presencia de cada diócesis, de cada parroquia, de cada grupo, no para ser muchos, sino para ser “uno”, como rezó el Maestro al Padre por nosotros: “Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste”. [Juan 17, 21]

Al iniciar su ministerio, León XIV nos invitaba: “Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado”.

Pidamos al buen Dios que este sea el sentimiento profundo que anime nuestra participación en la Asamblea Federal: “Cristo da permanentemente el don de la unidad a su Iglesia…” [CIC 820], dejemos que el Espíritu Santo nos guíe en la unidad.