15 Ago Homilía de Mons. Marcelo Colombo en la misa de apertura de la 31ª Asamblea Federal
31ª Asamblea Federal de la Acción Católica Argentina
“Peregrinos de esperanza, alegres en la misión”
Realmente nos llena de alegría poder compartir en este lugar tan significativo para nuestra patria, esta celebración eucarística con la que comienza esta asamblea Federal de la Acción Católica. Nos llena de alegría y también compromete nuestra oración y la reflexión interior que vayamos llevando adelante a lo largo de las horas. Por qué este espacio de tiempo queremos habitarlo con un corazón enteramente entregado al Señor como el de nuestra Madre, la Virgen.
La primera consideración que me gustaría tener con ustedes nos lleva a la primera lectura. María es el arca de la nueva alianza, es la madre de Dios. Si en la del Antiguo Testamento el arca de Moisés revestida oro custodiaba las tablas de la ley, María, recubierta de gracias y dones especiales de parte de Dios, Inmaculada y Asunta al cielo, custodió en su propio cuerpo como Sagrario a nuestro Salvador, a la nueva alianza, a la plenitud de la ley.
Pidamos a María, nuestra madre de Luján, de la Merced, de Itatí, del Valle, del Rosario, del Carmen de Cuyo, de San Nicolás, de tantos otros lugares de la Patria, restablecer de la mano de la Virgen la alianza entro nosotros, sus hijos en la Argentina. Una alianza donde podamos recuperar la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común, la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz, la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Que esa oración que tantas veces rezamos desde julio del año 2001 y nos ha acompañado a lo largo de estas décadas, siga nutriendo no solo nuestra oración secreta, sino nuestro testimonio de argentinos.
De la segunda lectura recibimos la invitación a mirar a María como Madre del hombre nuevo. En Cristo fuimos rescatados. Lo que perdimos por Adán nos fue dado como gracia por la encarnación y la Pascua del Hijo de Dios. Esa Madre, la Madre de Dios, se hizo nuestra Madre en la misma Cruz. Y el hombre nuevo, el discípulo amado, tiene en María a la Madre al recibirla en la casa y al dárnosla como legado a toda la Iglesia.
Como Madre del hombre nuevo, María acompaña nuestras iniciativas solidarias. Todos los enormes esfuerzos de la Iglesia en la Argentina para sostener la fragilidad y la vulnerabilidad. Por eso ponemos en manos de María todo lo que se hace en nuestra Patria para que a nadie le falte lo indispensable, para que todos puedan sentirse y vivir con toda dignidad.
Finalmente, en el Evangelio vemos a María como misionera de la buena noticia del Reino de Dios. Ella visita a su prima y le lleva la alegría de un don tan grande. En la Iglesia, ella nos anuncia con gozo que el Salvador es camino, verdad y vida. Podemos recoger de este texto que escuchábamos una buena reflexión sobre el lema de las Jornadas que nos tendrán aquí en Tucumán como parte de la Asamblea General de la Acción Católica.
La Virgen es peregrina de esperanza, lleva en su vientre al Salvador y está dispuesta a testimoniarlo. Por eso anuncia la obra de Dios en ella y la obra de Dios en su Pueblo. No se siente aislada, no se siente superior, no se aleja, sino que la buena noticia la lleva al encuentro de los hermanos y la hace entonces, comunicadora, testigo del amor grande de Dios. Por eso María es alegre en la misión y el Magníficat desarrolla esa alegría que hace que la obra de Dios no sea una actuación en el tiempo sucedida y nunca más reiterada en la misericordia del amor de Dios. María anuncia la obra permanente del Señor entre los hombres. Pensaba, a partir de estas pequeñas líneas de reflexión desde la Palabra la importancia de la Acción Católica para la Iglesia en la Argentina. La presencia capilar de la Iglesia en la Iglesia Católica de la Acción Católica no es solamente un hecho territorial, es también intergeneracional, no es solamente para niños o jóvenes, sino que tantas generaciones de adultos activos, participes de todo lo que supone el apostolado de la Acción Católica nos regalan ese servicio. Pensaba entonces que esta presencia de la Acción Católica pueda ayudar a la Iglesia a profundizar en ese testimonio que quiere dar ante la sociedad argentina. Que la alegría de la misión lleve a poner, como nos pedía el Papa Francisco, señales de esperanza en un mundo atomizado, fragmentado, sobre todo en nuestra Patria tan polarizada en tensiones que nos hacen mal y sobre todo, que descuidan los verdaderos destinatarios, que son los más pobres, los más vulnerables.
Pensaba entonces que esa presencia capilar de la Acción Católica nos haga constructores de nuevos espacios de diálogo, servidores como puentes allí donde se han roto lo diálogos, los encuentros, la cercanía y que podamos peregrinar en esperanza teniendo en cuenta que María, nuestra Madre, nos ha precedido y nos asegura la eficacia de su intercesión por todos nosotros.
Queridos hermanos, que estos días tan importantes, donde de todo el país, con tanto esfuerzo han venido niños, jóvenes y adultos de la Acción Católica, esa sinergia bendita de amor y testimonio haga florecer la buena noticia del Reino de Dios a lo largo y a lo ancho de nuestra Patria.
Los obispos, aquí presentes, en representación de todos los obispos de Argentina, los bendecimos, los abrazamos y los alentamos a no bajar los brazos. Peregrinos de Esperanza, alegres en la misión.
Tucumán, viernes 15 de agosto de 2025.
✞ Monseñor Marcelo Colombo
Arzobispo de Mendoza
Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina