Guía sobre Discapacidad y Trastornos del Desarrollo

Con el correr del tiempo, y gracias a Dios, nuestras comunidades son ricas en la heterogeneidad de las personas que formamos parte de ellas y vamos haciendo caminos de fe y de vida, juntos.

En ese caminar, muchas veces, algunos de los miembros del grupo, presentan algún tipo de discapacidad o trastornos que necesitan de un acompañamiento particular o atención específica, sobre todo de los delegados y las delegadas de los grupos que, animan la integración, participación y crecimiento de todos los que forman parte de la comunidad discipular y misionera.

Si bien, cada uno de nosotros como dirigentes, no somos especialistas, ni profesionales, estar informados, conocer acerca de estas realidades, nos ayudará a estar atentos a las necesidades, a las actividades a realizar, a los espacios donde llevarlas a cabo y a como actuar en caso de alguna situación particular que pueda presentarse.

También, tenemos que resaltar el vínculo a establecer con la familia de la persona, que es parte de nuestros grupos, ella nos podrá orientar en las pautas de acompañamiento que necesiten y a quienes, serán siempre los primeros interlocutores de nuestras consultas. Contar además con vínculos a los servicios locales u organizaciones que atienden las diversas discapacidades o trastornos puede ser de gran ayuda.

El Papa Francisco nos recuerda “En los últimos años se han puesto en marcha y llevados a cabos procesos inclusivos, pero todavía no son suficientes, porque los prejuicios producen, además de barreras físicas, también limitaciones al acceso a la educación para todos, al empleo y a la participación. Una persona con discapacidad, para construirse a sí misma, necesita no sólo existir sino también pertenecer a una comunidad” (Francisco, 2016).

De esta pertenencia y de nuestra actitud fraterna para facilitar su integración y acompañamiento se trata esta sencilla guía, que nos da elementos a quienes asumimos las tareas de animación y acompañamiento a los grupos, sin ser especialistas ni docentes preparados para ello, pero que como misión asumimos con responsabilidad y ternura el acompañamiento en el crecimiento en la fe de cada uno de los integrantes de la comunidad.

Esperamos sea de utilidad.

¡Alabado sea Jesucristo!

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