Editorial | Desafíos de la evangelización actual

Entramos en marzo y se va retomando el ritmo que deja atrás el verano. Si bien para nosotros, discípulos misioneros de Jesús, el verano es tiempo de misión y por lo tanto don y tarea, no podemos negar que la actividad misma toma otro perfil. Los encuentros se tornan en misiones en barrios o pueblos,  tal vez un poco más alejados del lugar de origen de cada uno o porque no en campamentos formativos en medio del campo, la montaña o el mar.

Pero este verano ha sido también significativo para nuestra región, ya que el Papa Francisco visitó Chile y Perú, dejando -para quien quiso oírlo- desafíos concretos de evangelización ante hechos que reclaman nuestra participación profética y responsable. Dejó también el ruido mediático de los que por algún motivo colocan al Santo Padre en medio de un tironeo, casi infantil, empecinados al parecer en sacar algún provecho sembrando disconformidad.

¿Qué cosa de su mensaje molesta ahora, cuando no pocos lo aplaudían por el mismo mensaje años atrás, cuando su voz se levantaba crítica y evangélica en cada tedeum en la Catedral? ¿Qué inclina la balanza para el otro costado, aquí y ahora, cuando perdona, cuando abraza al más débil, cuando nos habla de equidad, cuando denuncia corrupción, igual que hace apenas cinco o seis años, no más? Quizás en la misma contradicción germine la respuesta ya enseñada por Jesús “Nadie es profeta en su tierra” (Jn 4, 44) y sea allí donde nace la bienaventuranza.