04 Nov Ciclo para Adultos | En oración nos preparamos al Jubileo 2025
38. La oración pascual de Jesús por nosotros
«Queridos hermanos y hermanas:
Hoy terminamos las catequesis sobre la oración. Una de las características más evidentes de la vida de Jesús es su diálogo con el Padre en la oración y, como testimonian los Evangelios, este diálogo se hizo más intenso en la hora de su pasión y su muerte. En el huerto de los Olivos, Jesús reza con temor y angustia, y se dirige a Dios llamándolo “Abbá”, es decir, “Papá”, una palabra aramea que expresa intimidad y confianza.
También en la oscuridad y el silencio de la cruz Jesús invoca a Dios como Padre. En ese momento, en medio de atroces dolores, Jesús es el intercesor absoluto. Pide por los demás, pide por todos, incluso por quienes lo condenan. Suplica con palabras de los salmos, uniéndose a los pobres y olvidados del mundo. Desahoga la angustia de su corazón de manera muy humana, sin dejar de confiar plenamente en el Padre, consciente de su filiación divina hasta el último respiro en la cruz, cuando entrega su espíritu en las manos del Padre.»
Papa Francisco
- “Para adentrarnos en el misterio de la oración de Jesús nos detenemos en la que se llama “oración sacerdotal”, recogida en el capítulo 17 del Evangelio de Juan. El contexto de esta oración es pascual. Jesús se dirige al Padre al final de la Última Cena, en la que instituye la Eucaristía. En su oración va más allá de los comensales, intercede y abraza al mundo entero, su mirada nos alcanza a todos. Esto nos recuerda que, aun en medio de los más grandes sufrimientos, no estamos solos, ya hemos sido acogidos en el diálogo de Jesús con el Padre, en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.”
- “Esta es la última catequesis de este ciclo sobre la oración: recordar la gracia de que nosotros no solamente rezamos, sino que, por así decir, hemos sido “rezados”, ya somos acogidos en el diálogo de Jesús con el Padre, en la comunión del Espíritu Santo. Jesús reza por mí: cada uno de nosotros puede poner esto en el corazón, no hay que olvidarlo. También en los peores momentos. Somos ya acogidos en el diálogo de Jesús con el Padre en la comunión del Espíritu Santo. Hemos sido queridos en Cristo Jesús, y también en la hora de la pasión, muerte y resurrección todo ha sido ofrecido por nosotros. Y entonces, con la oración y con la vida, no nos queda más que tener valentía, esperanza y con esta valentía y esperanza sentir fuerte la oración de Jesús e ir adelante: que nuestra vida sea un dar gloria a Dios conscientes de que Él reza por mí al Padre, que Jesús reza por mí.”
- Rezá con fervor para preparar tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
37. Perseverar en el amor
«Queridos hermanos y hermanas:
Hoy reflexionamos sobre la perseverancia en la oración. “Orar constantemente” es una invitación, más aún, una exhortación que nos hace la Sagrada Escritura. Pero, ¿cómo es posible rezar sin interrupción? Esta fue la búsqueda del Peregrino ruso, que descubrió la oración del corazón, una oración breve que consiste en repetir, al ritmo de la respiración y durante toda la jornada: «Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mí, pecador». En efecto, en la vida necesitamos tanto de la oración como del aire que respiramos.
En la historia de la espiritualidad encontramos diversos autores que insisten en la necesidad de una oración perseverante y continua, que sea el centro de la existencia cristiana, el pentagrama donde se apoye la melodía de nuestra vida, el fuego sagrado que arda en nosotros sin cesar y que nada lo pueda apagar.»
Papa Francisco
- “En el ser humano todo es “binario”: nuestro cuerpo es simétrico, tenemos dos brazos, dos ojos, dos manos… Así también el trabajo y la oración son complementarios. La oración – que es la “respiración” de todo – permanece como el fondo vital del trabajo, también en los momentos en los que no está explicitada. Es deshumano estar tan absortos por el trabajo como para no encontrar más el tiempo para la oración.”
- “Vivir estos principios no es fácil. Pero estamos llamados a hacerlos vida manteniendo el equilibrio entre trabajo y oración, es decir, intentando que el trabajo no nos absorba hasta el punto de no encontrar tiempo para orar y, por otra parte, estando atentos a que nuestra oración no se convierta en un espiritualismo, que nos aleje del contacto con la realidad. En definitiva, la circularidad entre fe, vida y oración mantiene encendido en nosotros el fuego del amor: los tiempos dedicados a estar con Dios reavivan nuestra fe, y esto se traduce en nuestra vida concreta.”
- “El corazón en oración. Hay por tanto un ardor en la vida cristiana, que nunca debe faltar. Es un poco como ese fuego sagrado que se custodiaba en los templos antiguos, que ardía sin interrupción y que los sacerdotes tenían la tarea de mantener alimentado. Así es: debe haber un fuego sagrado también en nosotros, que arda en continuación y que nada pueda apagar.” Rezá con fervor para preparar tu corazón para el Jubileo 2025.
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
36. Jesús, modelo y alma de toda oración
«Queridos hermanos y hermanas:
Los Evangelios nos revelan la importancia de la oración en la vida de Jesús y en su relación con los discípulos. Jesús, antes de elegirlos, se pone en oración, dialoga con el Padre. Como los ha recibido del Padre, así los lleva en su corazón. Y sabiendo que son débiles, siempre ora a favor de ellos. Con sus actitudes y con el testimonio de su oración perseverante, Jesús se revela como
maestro y amigo. Él, a pesar de los errores y las caídas de sus discípulos, espera con paciencia su conversión y ruega por ellos al Padre, para que permanezcan a su lado en las pruebas y no pierdan la fe.
Recorriendo las páginas del Evangelio vemos cómo Jesús vive inmerso en diálogo continuo con el Padre, en comunión con Él; toma las decisiones más importantes de su misión después de orar intensa y prolongadamente. Por eso, Jesús es el modelo perfecto de la persona que ora: quiere que aprendamos a orar como Él, y nos lo enseña con sus palabras y su ejemplo.»
Papa Francisco
- “Es impresionante saber que, en el tiempo del desfallecimiento, el amor de Jesús no cesa. El amor y la oración de Jesús por cada uno de nosotros no cesa, es más, se hace más intenso y somos el centro de su oración. Debemos recordar siempre esto: Jesús está rezando por mí, está rezando ahora ante el Padre y le está mostrando las heridas que trajo consigo, para que el Padre pueda ver el precio de nuestra salvación, es el amor que nos tiene. Y en este momento que uno de nosotros piense: ¿Jesús está rezando ahora por mí? Sí. Es una gran seguridad que debemos tener.”
- “Jesús nos asegura que, aun cuando sintamos que nuestras oraciones parezcan vanas o ineficaces, Él no nos abandona, está siempre a nuestro lado. Reza en nosotros y con nosotros. Intercede a nuestro favor, nos alienta a que perseveremos en la oración, sobre todo en los momentos más difíciles de nuestro camino, porque es su oración la que hace que nuestras humildes peticiones sean eficaces y lleguen al cielo.”
- Prepará tu corazón para el Jubileo 2025, rezando con fervor, convencido que “de la oración viene la invitación a escuchar a Jesús”.
- “Las grandes decisiones en la misión de Jesús están siempre precedidas de la oración intensa y prolongada”. Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
35. La certeza de ser escuchados
«Queridos hermanos y hermanas:
Hay una contestación radical a la oración, que deriva de una observación que todos hacemos: nosotros rezamos, pedimos, sin embargo, a veces parece que nuestras oraciones no son escuchadas: lo que hemos pedido – para nosotros o para otros – no sucede. Nosotros tenemos esta experiencia, muchas veces. Si además el motivo por el que hemos rezado era noble, el incumplimiento nos parece escandaloso. ¿Pero cómo puede ser esto? «Hay quien deja de orar porque piensa que su oración no es escuchada» (CIC, n.2734). Pero si Dios es Padre, ¿por qué no nos escucha? Él que ha asegurado que da cosas buenas a los hijos que se lo piden (cfr. Mt 7,10), ¿por qué no responde a nuestras peticiones? Todos nosotros tenemos experiencia de esto: hemos rezado por la enfermedad de este amigo, de este papá, de esta mamá y después se han ido, Dios no nos ha escuchado. Es una experiencia de todos nosotros.»
Papa Francisco
- “¿Es verdad que Dios nos escucha? Y si lo hace, ¿por qué no obtengo lo que pido?
- Dos respuestas se pueden dar a esta cuestión, la primera y la más obvia es que nuestra mirada sobre las cosas es limitada y en la oración deberíamos intentar escuchar su voz y conformarnos con su designio de amor. Esta es la lección del Padrenuestro que en sus tres primeras peticiones nos llama a ponernos de parte de Dios: para que se haga la voluntad de Él, venga su reino, sea santificado su nombre. Lo contrario sería una suerte de magia que busca satisfacer los propios deseos, los propios intereses sin verificar si son o no son conformes al proyecto de Dios.
- La segunda respuesta es más delicada, pues muchas personas rezan de forma humilde y piden cosas buenas, sin embargo, Dios no siempre responde en la forma que esperamos. Y aquí puede ser interesante fijarnos en la lección que nos da el Evangelio. Jesús recibe muchas peticiones de multitud de fieles que se acercan, a veces la respuesta es inmediata. En otras ocasiones, sin embargo, el Señor nos llama a la perseverancia, como a la mujer cananea que pedía por su hija, o nos llama a embarcarnos en un viaje de fe. Es el caso de Jairo, el jefe de la sinagoga, primero siente que Jesús se detiene para atender otra petición, después recibe la noticia de que ya no hay esperanza, pobre hombre. En todas estas situaciones Jesús nos llama a crecer en la fe, de modo que sea esta virtud la que guíe nuestra oración y todos nuestros deseos tengan como fin la mayor gloria de Dios.”
- Rezá, preparando tu corazón para el Jubileo 2025, diciendo antes, que Dios me dé lo que sea más conveniente.
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
34. Distracciones, sequedad, acedia
«Queridos hermanos y hermanas:
Reflexionamos hoy sobre algunas de las dificultades más comunes que pueden surgir en la vida de oración. La persona que reza experimenta con frecuencia la presencia de ciertos obstáculos y ciertas tentaciones que impiden el encuentro con el Señor, y que tiene que identificar y combatir con humildad y perseverancia. El Catecismo de la Iglesia Católica menciona, por ejemplo, la distracción, la sequedad y la acedia. Hay otros más, pero menciona estos tres.»
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “El primer problema que se presenta en la oración son las distracciones. En efecto, todos experimentamos —no sólo en la oración, sino en cualquier actividad que realicemos—, que no es fácil concentrarse y estar atentos. Pero en el patrimonio de nuestra fe hay una virtud que puede ayudarnos: la vigilancia. En la oración, cuando caemos en la cuenta de nuestras distracciones, lo que nos ayuda a combatirlas es ofrecer con humildad el corazón al Señor para que lo purifique y lo vuelva a centrar en Él.”
- “Otra dificultad es la sequedad, que puede depender de nosotros mismos o también de Dios, que permite ciertas situaciones exteriores o interiores. Es el tiempo de la desolación y de la fe más pura, porque se mantiene firme junto a Jesús.”
- “Por último, otra de las dificultades de la oración es la acedia, que está provocada por la pereza, el relajamiento de la ascesis, la falta de vigilancia y la negligencia del corazón. Ante todas estas dificultades no tenemos que desanimarnos, sino seguir rezando con humildad y confianza.”
- ¿Qué hacer entonces en esta sucesión de entusiasmos y abatimientos? Se debe aprender a caminar siempre. El verdadero progreso de la vida espiritual no consiste en multiplicar los éxtasis, sino en el ser capaces de perseverar en tiempos difíciles: camina, camina, camina… Y si estás cansado, detente un poco y vuelve a caminar. Pero con perseverancia.
- “No olvidar la oración del “¿por qué?”: es la oración que hacen los niños cuando empiezan a no entender las cosas. (…) Cuando nosotros nos enfadamos un poco con Dios y empezamos a decir por qué, estamos atrayendo el corazón de nuestro Padre hacia nuestra miseria, hacia nuestra dificultad, hacia nuestra vida. Pero sí, tened la valentía de decir a Dios: “Pero ¿por qué…?” Porque a veces, enfadarse un poco hace bien, porque nos hace despertar esta relación de hijo a Padre, de hija a Padre, que nosotros debemos tener con Dios. Y también nuestras expresiones más duras y más amargas, Él las recogerá con el amor de un padre, y las considerará como un acto de fe, como una oración.”
- Rezá con fervor para preparar tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
33. El combate de la oración
«Queridos hermanos y hermanas:
Reflexionamos hoy sobre la oración como combate espiritual. Rezar no es sencillo, aunque todo el mundo puede rezar. El silencio, la concentración, la oración son ejercicios no fáciles, y a veces la naturaleza humana se rebela. El Catecismo de la Iglesia Católica enumera algunos de los obstáculos para la oración que podemos encontrar fuera o dentro de nosotros mismos, por ejemplo el desánimo, la tentación del activismo, la decepción, pensar que no somos escuchados, y así podemos enumerar más.»
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “El silencio, la oración, la concentración son ejercicios difíciles, y alguna vez la naturaleza humana se rebela.
Los peores enemigos de la oración están dentro de nosotros. El Catecismo los llama así:
- «desaliento ante la sequedad,
- tristeza de no entregarnos totalmente al Señor, porque tenemos “muchos bienes”,
- decepción por no ser escuchados según nuestra propia voluntad;
- herida de nuestro orgullo que se endurece en nuestra indignidad de pecadores, difícil aceptación de la gratuidad de la oración, etc.» (n. 2728).
Se trata claramente de una lista resumida, que podría ser ampliada.”
- “La experiencia de los grandes orantes nos muestra que la oración no es sólo fuente de consolación y alegría, sino también momentos de lucha, de cansancio, de sequedad. Ninguno de estos personajes tuvo una oración “cómoda”, la paz que alcanzaron llegó a través de un combate interior. Y en ese combate se nos pide decidir —como nos enseña san Ignacio de Loyola— si ponernos bajo la bandera de Jesucristo, es decir, si lo seguimos, si lo amamos y servimos sólo a Él, o si nos dejamos vencer por los engaños del Maligno.”
- “Tengamos la certeza de que cuando rezamos nunca estamos solos y de que, en los tiempos de prueba y oscuridad, cuando parece que todo se desmorona y no hay puntos de referencia, el Señor Jesús, aunque no percibamos su presencia, siempre está a nuestro lado, nos reanima con
su gracia, nos sostiene, nos guía y nos protege.”
- Combatí en la oración preparando tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
32. La oración contemplativa
«Queridos hermanos y hermanas:
En la catequesis de hoy reflexionamos sobre la oración de contemplación. La contemplación, más que un método o un modo de rezar, es una íntima condición del ser humano que debemos descubrir. Somos contemplativos, tenemos la capacidad de ver el mundo con los ojos del corazón, que van más allá del simple examen de la realidad, mirando desde el amor y la fe.
Desde esta realidad, nuestra oración contemplativa nos pone delante de un Dios que nos mira con amor. La luz de esa mirada ilumina nuestro espíritu, le da ojos de misericordia para contemplar el mundo. El mismo Señor es modelo de esta oración, una oración que no se desentiende de la realidad y el sufrimiento, sino que por el contrario, se acrecienta ante la inminencia de su Pasión. De ese modo, en la transfiguración podemos contemplar cómo la luz del amor del Padre llena el corazón de Jesús y hace resplandecer toda su persona, como un preludio de la Cruz.»
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “Algunos maestros de espiritualidad del pasado han entendido la contemplación como opuesta a la acción, y han exaltado esas vocaciones que huyen del mundo y de sus problemas para dedicarse completamente a la oración. En realidad, en Jesucristo en su persona y en el Evangelio no hay contraposición entre contemplación y acción, no. En el Evangelio en Jesús no hay contradicción.”
- “Hay una única gran llamada en el Evangelio, y es la de seguir a Jesús por el camino del amor.
Este es el ápice, es el centro de todo. En este sentido, caridad y contemplación son sinónimos, dicen lo mismo. San Juan de la Cruz sostenía que un pequeño acto de amor puro es más útil a la Iglesia que todas las demás obras juntas. Lo que nace de la oración y no de la presunción de nuestro yo, lo que es purificado por la humildad, incluso si es un acto de amor apartado y silencioso, es el milagro más grande que un cristiano pueda realizar. Y este es el camino de la oración de contemplación: ¡yo le miro, Él me mira! Este acto de amor en el diálogo silencioso con Jesús ha hecho mucho bien a la Iglesia.”
- Prepara tu corazón para el Jubileo 2025 con tu oración contemplativa.
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
31. La meditación
«Queridos hermanos y hermanas:
Reflexionamos hoy sobre la meditación como forma de oración.
La práctica de la meditación está presente en todas las religiones del mundo, e incluso entre personas que no tienen una visión religiosa de la vida. Es un fenómeno que nos demuestra que todos poseemos una interioridad, que todos necesitamos espacios de silencio para meditar y reflexionar, para conocernos y dar respuesta a nuestros interrogantes más profundos.
Meditar es por tanto una necesidad de todos. Meditar, por así decir, se parecería a detenerse y respirar hondo en la vida.
Pero nos damos cuenta que esta palabra, una vez acogida en un contexto cristiano, asume una especificidad que no debe ser cancelada. Meditar es una dimensión humana necesaria, pero meditar en el contexto cristiano va más allá: es una dimensión que no debe ser cancelada. La gran puerta a través de la cual pasa la oración de un bautizado —lo recordamos una vez más— es Jesucristo. Para el cristiano la meditación entra por la puerta de Jesucristo.
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “Hay muchos métodos de meditación cristiana que pueden ayudarnos en el seguimiento del Señor. Algunos de estos métodos acentúan más la dimensión intelectual, otros los afectos y sentimientos. Pero no debemos olvidar que el método es solamente un medio, no una meta, lo importante es que propicie el encuentro con Jesús, y sólo así podremos encontrarnos con nosotros mismos.”
- “La oración cristiana se aplica preferentemente a meditar “los misterios de Cristo”» (n. 2708).
Cada momento de la vida de Jesús, cada página del Evangelio puede ser para nosotros objeto de meditación, lugar de encuentro con el Señor y espacio de felicidad y salvación.
Cada momento de la vida terrena de Jesús, a través de la gracia de la oración, se puede convertir para nosotros en contemporáneo, gracias al Espíritu Santo, la guía.”
- “Y gracias al Espíritu Santo, también nosotros estamos presentes en el río Jordán, cuando Jesús se sumerge en él para recibir el bautismo. También nosotros somos comensales de las bodas de Caná, cuando Jesús dona el vino más bueno para la felicidad de los esposos. (…) También nosotros asistimos asombrados a las muchas sanaciones realizadas por el Maestro. (…) Y en la oración —cuando rezamos— todos nosotros somos como el leproso purificado, el ciego Bartimeo que recupera la vista, Lázaro que sale del sepulcro… (…) porque la oración de meditación guiada por el Espíritu Santo, nos lleva a revivir estos misterios de la vida de Cristo y a encontrarnos con Cristo”
- Meditemos para “ir a Jesús y en Jesús encontrarnos a nosotros mismos, sanados, resucitados, fuertes por la gracia de Jesús.”
- Medita como forma de oración preparando tu corazón para el Jubileo 2025
Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
30. La oración vocal
«Queridos hermanos y hermanas:
Hoy meditamos sobre la oración vocal. La oración es diálogo con Dios, y en el ser humano la oración se hace palabra, se hace invocación, canto, poesía. Las palabras revelan lo que llevamos en el corazón, nacen de nosotros, pero también nos modelan. Las palabras surgen de los sentimientos y, al mismo tiempo, los forjan.
La Biblia nos instruye para que podamos comprender nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios. Sabemos que nuestro corazón no alberga únicamente buenos sentimientos, sino también sentimientos malos y perniciosos. Por eso, todo lo que forma parte de nuestra realidad humana, incluso los aspectos más negativos, están incluidos en las Escrituras Sagradas. Esto atestigua que, si frente a la violencia no existieran las palabras para contrarrestar los malos sentimientos, para volverlos inofensivos, el mundo estaría hundido en el mal. Guiados por la oración y la Palabra de Dios podemos enfrentar el mal. Es por eso que la Sagrada Escritura nos enseña a rezar con palabras a veces muy atrevidas.
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “La oración humana elemental es siempre vocal. Y aun cuando rezar no signifique repetir sólo palabras, la oración vocal es parte de la oración cristiana. No la podemos despreciar, pensando que se trate sólo de una aburrida repetición de fórmulas. La oración del corazón es misteriosa y muchas veces difícil de practicar. En cambio, la oración de los labios es sencilla y simple, a nuestro alcance; forma parte indispensable de la vida cristiana. A los discípulos, atraídos por la oración silenciosa de Jesús, Él les enseñó una oración vocal: el Padrenuestro, dirigida al Padre Celestial, que contiene todas las peticiones que Él quiere escuchar.”
- “Todos deberíamos tener la humildad de ciertos ancianos que, en la iglesia, quizá porque su oído ya no está bien, recitan a media voz las oraciones que aprendieron de niños, llenando el pasillo de susurros. Esa oración no molesta el silencio, sino que testimonia la fidelidad al deber de la oración, practicada durante toda la vida, sin fallar nunca. Estos orantes de la oración humilde son a menudo los grandes intercesores de las parroquias: son los robles que cada año extienden sus ramas, para dar sombra al mayor número de personas. Solo Dios sabe cuánto y cuándo su corazón está unido a esas oraciones recitadas: seguramente también estas personas han tenido que afrontar noches y momentos de vacío. Pero a la oración vocal se puede permanecer siempre fiel. Es como un ancla: aferrarse a la cuerda para quedarse ahí, fiel, suceda lo que suceda.”
- Rezá con fervor para preparar tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
29. La Iglesia, maestra de oración
«Queridos hermanos y hermanas:
En esta catequesis reflexionamos sobre la Iglesia como maestra de oración. Es bueno recordar y agradecer a las personas que, desde que éramos niños, y a lo largo de toda nuestra vida, nos enseñaron a rezar. En los momentos de oración que compartimos tanto en la familia —que es la Iglesia doméstica— como en la comunidad parroquial u otros grupos cristianos, descubrimos que crecemos en la fe a medida que aprendemos a rezar y profundizamos en esta experiencia.
Una de las principales tareas de la Iglesia es rezar y enseñar a rezar a las nuevas generaciones. Si no rezamos, la fe se apaga, no podemos ver los caminos para evangelizar ni reconocer los rostros de los hermanos y hermanas que nos necesitan. Por eso la Iglesia, que es casa y escuela de comunión, está llamada también a ser casa y escuela de oración.
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “Las mujeres y los hombres santos no tienen una vida más fácil que los otros, es más, ellos también tienen sus problemas que afrontar y, además, a menudo son objeto de oposiciones. Pero su fuerza es la oración, que sacan siempre del “pozo” inagotable de la madre Iglesia. Con la oración alimentan la llama de su fe, como se hacía con el aceite de las lámparas. Y así van adelante caminando en la fe y en la esperanza.”
- “En el Evangelio de Lucas, Jesús plantea una pregunta dramática que siempre nos hace reflexionar: «Cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?» (Lc 18,8), ¿o encontrará solamente organizaciones, como un grupo de “empresarios de la fe”, todos bien organizados, que hacen beneficencia, muchas cosas…, o encontrará fe? «Cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?». Esta pregunta está al final de una parábola que muestra la necesidad de rezar con perseverancia, sin cansarse (cfr. vv. 1-8). Por tanto, podemos concluir que la lámpara de la verdadera fe de la Iglesia estará siempre encendida en la tierra mientras esté el aceite de la oración. Es eso que lleva adelante la fe y lleva adelante nuestra pobre vida, débil, pecadora, pero la oración la lleva adelante con seguridad. Es una pregunta que nosotros cristianos tenemos que hacernos: ¿rezo? ¿Rezamos? ¿Cómo rezo? ¿Cómo los loros o rezo con el corazón? ¿Cómo rezo? ¿Rezo seguro de que estoy en la Iglesia y rezo con la Iglesia, o rezo un poco según mis ideas y hago que mis ideas se conviertan en oración? Esta es una oración pagana, no cristiana. Repito: podemos concluir que la lámpara de fe estará siempre encendida en la tierra mientras esté el aceite de la oración.”
- Rezá con fervor para preparar tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
28. Rezar en comunión con los santos
«Queridos hermanos y hermanas:
Reflexionamos hoy sobre la relación entre la oración y la comunión de los santos. Cuando rezamos nunca estamos solos, sino en compañía de otros hermanos y hermanas en la fe, tanto de los que nos han precedido como de los que aún peregrinan a nuestro lado. En esta comunión, los santos —sean reconocidos o anónimos, “de la puerta de al lado”— rezan e interceden por y con nosotros. Junto a ellos, estamos inmersos en un mar de invocaciones y súplicas que se elevan al Padre.
En las oraciones que encontramos en la Biblia, y que a menudo resuenan en la liturgia, podemos reconocer las voces de muchas personas que han vivido la misma aventura humana. Esas oraciones, que pueden ser de petición, de acción de gracias o de alabanza —como el Magníficat, el Benedictus— se difunden de generación en generación. Y así, cada vez que juntamos las manos y abrimos el corazón para rezar, nos unimos a la oración del único santo Pueblo fiel de Dios.»
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “Un santo que no te remite a Jesucristo no es un santo, ni siquiera cristiano. El Santo te recuerda a Jesucristo porque recorrió el camino de la vida como cristiano. Los santos nos recuerdan que también en nuestra vida, aunque débil y marcada por el pecado, la santidad puede florecer. Leemos en los Evangelios que el primer santo “canonizado” fue un ladrón y fue “canonizado” no por un Papa, sino por el mismo Jesús. La santidad es un camino de vida, de encuentro con Jesús, ya sea largo, corto, o un instante, pero siempre es un testimonio. Un santo es el testimonio de un hombre o una mujer que han conocido a Jesús y han seguido a Jesús. Nunca es tarde para convertirse al Señor, bueno y grande en el amor (cf. Sal 102, 8).”
- “Vivimos la comunión en la oración cuando rezamos unos por otros, cuando pedimos y ofrecemos plegarias por diversas necesidades. El primer modo de rezar por alguien es hablarle a Dios de esa persona. Si lo hacemos con frecuencia, cada día, nuestro corazón no se cierra, sino que permanece abierto a los demás. Rezar por otras personas es el primer modo de amarlas y de estarles cerca de manera concreta.”
- Rezá con fervor, en comunión con los santos, para preparar tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
27. Rezar en comunión con María
«Queridos hermanos y hermanas:
Hoy la catequesis está dedicada a la oración en comunión con María. Sabemos que el camino principal de la oración cristiana es la humanidad de Jesús. De hecho, la confianza típica de la oración cristiana no tendría significado si el Verbo no se hubiera encarnado, donándonos en el Espíritu su relación filial con el Padre.
Cristo es el mediador, el único mediador, el puente a través del cual llegamos al Padre. Nuestra oración es siempre por Cristo, con Él y en Él, en la unidad del Espíritu. Cualquier otra referencia encuentra en esta verdad su sentido. Si María ocupa un puesto privilegiado en este itinerario es porque nos indica el camino hacia su Hijo.»
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “Las manos, los ojos, los gestos de María son un catecismo viviente, que nos muestran cómo adorar a Jesús en el pesebre, cómo seguirlo en el servicio a los hermanos y cómo acompañarlo en el extremo sacrificio de la cruz. Hasta el punto que podemos decir que es más discípula que Madre. Esa indicación, en las bodas de Caná: María dice “haced lo que Él os diga”. Siempre señala a Cristo; es la primera discípula.”
Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
- “A los pies de la cruz, Jesús quiso además extender la maternidad de María a toda la Iglesia, colocándonos bajo su manto. De este modo comenzamos a pedir su intercesión con expresiones directas sacadas de la Sagrada Escritura: “Llena de gracia”, “Bendita entre las mujeres”, o con el título de “Madre de Dios”. Ella pide por nosotros pecadores en cada circunstancia, como en Caná, y no deja de estar junto a la cruz de su Hijo, al acompañarnos en la hora de la muerte. Aquellos que se encuentran solos y desamparados, en ella hallan la ternura de la Madre que nunca nos abandona.”
- “Las oraciones dirigidas a ella no son vanas. Mujer del “sí”, que ha acogido con prontitud la invitación del Ángel, responde también a nuestras súplicas, escucha nuestras voces, también las que permanecen cerradas en el corazón, que no tienen la fuerza de salir pero que Dios conoce mejor que nosotros mismos. Las escucha como Madre. Como y más que toda buena madre, María nos defiende en los peligros, se preocupa por nosotros, también cuando nosotros estamos atrapados por nuestras cosas y perdemos el sentido del camino, y ponemos en peligro no solo nuestra salud sino nuestra salvación. María está allí, rezando por nosotros, rezando por quien no reza. Rezando con nosotros. ¿Por qué? Porque ella es nuestra Madre».
Rezá fervorosamente, en comunión con María, para preparar tu corazón para el Jubileo 2025.
26. La oración y la Trinidad 2
«Queridos hermanos y hermanas:
En esta catequesis continuamos reflexionando sobre la oración como relación con la Santísima Trinidad, y en particular con el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el don fundamental de la vida cristiana. Si podemos invocar a Dios llamándolo “Abbá”, es decir, “Papá” es porque el Espíritu Santo habita en nosotros. Sin Él no es posible relacionarnos con Cristo y con el Padre.
Así como Abrahán, que dando hospitalidad a tres viajeros, encontró a Dios, Trinidad de amor, también nosotros estamos llamados a abrirnos a su presencia y a acogerlo en nuestra vida. El Espíritu Santo nos transforma y nos hace experimentar la alegría de sabernos amados y habitados por Dios. Es la experiencia que vivieron los discípulos de Jesús, y que nos relata el Evangelio. Y es también la experiencia que vivieron tantos orantes, hombres y mujeres que el Espíritu Santo formó a la medida del Corazón de Cristo».
Papa Francisco
Para reflexionar:
- No pensemos que los orantes son sólo los monjes o los eremitas. Cuántas personas comunes han encontrado a Dios en el Evangelio, en la Eucaristía, en los hermanos, y cada día dan testimonio humilde de misericordia, de servicio y de oración. Nuestra misión como cristianos es mantener vivo el fuego que Jesús trajo a la tierra, es decir, el Amor de Dios, el Espíritu Santo. Sin este fuego del Espíritu las profecías se apagan, la tristeza reemplaza a la alegría, el servicio se convierte en esclavitud y la rutina sustituye al amor.
- Muchas veces sucede que nosotros no rezamos, no tenemos ganas de rezar o muchas veces rezamos como loros con la boca pero el corazón está lejos. Este es el momento de decir al Espíritu: “Ven, ven Espíritu Santo, calienta mi corazón. Ven y enséñame a rezar, enséñame a mirar al Padre, a mirar al Hijo. Enséñame cómo es el camino de la fe. Enséñame cómo amar y sobre todo enséñame a tener una actitud de esperanza”
- Es el Espíritu quien escribe la historia de la Iglesia y del mundo. Nosotros somos páginas abiertas, disponibles a recibir su caligrafía. Escuchemos al Espíritu, llamemos al Espíritu —es el don, el regalo que Dios nos ha hecho— y digámosle: “Espíritu Santo, yo no sé cómo es tu rostro – no lo conocemos – pero sé que tú eres la fuerza, que tú eres la luz, que tú eres capaz de hacerme ir adelante y de enseñarme cómo rezar. Ven Espíritu Santo”. Una bonita oración esta: “Ven, Espíritu Santo”.
- Rezá con fervor para preparar tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
25. La oración y la Trinidad 1
«Queridos hermanos y hermanas:
En la catequesis de hoy y de la próxima semana contemplamos cómo gracias a Jesús la oración nos abre de par en par al misterio inmenso de la Santa Trinidad, a las profundidades del Dios del Amor. Nadie ha visto al Padre, ha sido Jesús quien nos lo ha revelado. Sin Él nuestra oración no sería capaz de alcanzar a Dios, ni siquiera seríamos dignos de mencionar su nombre. La Biblia nos da varios ejemplos de súplicas que Dios no aceptó, porque no todas las oraciones son buenas. Sin embargo, es Jesús que colma nuestro anhelo enseñándonos a orar.
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “Nos hace bien reconocer la pobreza de nuestra oración, como el centurión del evangelio que un día suplicó a Jesús que sanara a su siervo enfermo. Pensemos en la inmensa gracia que significa dialogar con Dios, que «una palabra suya» baste para que seamos salvados. Es la frase que también nosotros repetimos en cada liturgia eucarística. Nada hay en nosotros que justifique su amor, no hay proporción. Dialogar con Dios es una gracia: nosotros no somos dignos, Pero Jesús es la puerta que nos abre a este diálogo con Dios.”
- “Un Dios que ama al hombre, nosotros nunca hubiéramos tenido la valentía de creerlo, si no hubiéramos conocido a Jesús. Él con su vida, nos demuestra en qué medida Dios es Padre y que nadie es Padre como Él. Nos asegura que es el pastor que busca la oveja perdida, el padre misericordioso que sale al encuentro del hijo pródigo. Historias de este tipo no hubiéramos podido concebirlas, ni siquiera comprenderlas, si no hubiéramos encontrado a Jesús. ¿Qué dios estaría dispuesto a morir por los hombres?, ¿a amarlos siempre con paciencia, sin esperar nada a cambio? ¿Cómo podríamos siquiera concebir el abismo infinito del amor de Dios? ¿Cómo creer que ese mar de misericordia se habría extendido hasta llegar a la orilla de nuestra humanidad? Nosotros sólo podemos aceptarlo y comprenderlo gracias al misterio de la cruz.”
- Rezá con fervor para preparar tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
24. La oración en la vida cotidiana
«Queridos hermanos y hermanas:
Reflexionamos hoy sobre la oración en la vida cotidiana. El que reza es como un enamorado: lleva siempre en el corazón a la persona amada, vaya donde vaya. Por eso, podemos rezar en cualquier momento, en los acontecimientos de cada día: en la calle, en la oficina, en el tren; con palabras o en el silencio de nuestro corazón. Incluso un pensamiento aparentemente “profano” puede estar impregnado de oración. El Espíritu del Señor siempre se nos ofrece para que brote el diálogo con Él.
La oración nos va transformando: calma la ira, mantiene el amor, multiplica la alegría, infunde la fuerza de perdonar. En la oración se nos concede la gracia para afrontar cada día con esperanza y valentía, como llamadas de Dios y ocasiones para encontrarnos con Él. Además, la oración nos ayuda a amar a los demás, conscientes de que todos somos pecadores y, al mismo tiempo, amados personalmente por el Señor. Somos seres frágiles, pero sabemos rezar: esta es nuestra mayor dignidad.”
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “El Señor es – no lo olvidemos – el Señor de la compasión, de la cercanía, de la ternura: tres palabras para no olvidar nunca. Porque es el estilo del Señor: compasión, cercanía, ternura. Por tanto, recemos por todo y por todos: por nuestros seres queridos, y también por las personas que no conocemos, incluso por nuestros enemigos. Recemos especialmente por los que más sufren a causa del dolor y la enfermedad, de la soledad y la precariedad. Rezando y amando así este mundo, amándolo con compasión y ternura, como Jesús, descubriremos que cada día lleva escondido en sí un fragmento del misterio de Dios.”
- “La oración nos ayuda a amar a los otros, no obstante sus errores y sus pecados. (…) Jesús ha venido a salvarnos: abre tu corazón, perdona, justifica a los otros, entiende, también tú sé cercano a los otros, ten compasión, ten ternura como Jesús. Es necesario querer a todos y cada uno recordando, en la oración, que todos somos pecadores y al mismo tiempo amados por Dios uno a uno. Amando así este mundo, amándolo con ternura, descubriremos que cada día y cada cosa lleva escondido en sí un fragmento del misterio de Dios.”
- Rezá con fervor en la vida cotidiana para preparar tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
23. Rezar en la liturgia
«Queridos hermanos y hermanas:
Hoy consideramos el nexo entre la oración y la liturgia. El Catecismo de la Iglesia católica nos explica que «la oración interioriza y asimila la liturgia durante y después de la misma». Incluso cuando la oración se vive “en lo secreto”, también ésta es oración de la Iglesia, que eleva a Dios su plegaria.
Como se sabe, a lo largo de la historia de la Iglesia ha estado presente la tentación de practicar un cristianismo intimista, es decir, una religiosidad que no reconocía a la liturgia, a los ritos públicos, su importancia espiritual, hasta considerarla inútil y dañina.
Sin embargo, esto está cambiando. La Constitución sobre la Liturgia del Vaticano II subrayó la importancia en la vida de los cristianos de la divina liturgia, que es acción de Cristo, que significa y realiza principalmente su misterio pascual. Por ello, no existe espiritualidad cristiana que no tenga como fuente la celebración de los divinos misterios, porque la liturgia no es una “oración espontánea”, sino acción de la Iglesia, encuentro con Cristo mismo, que se hace presente con la fuerza del Espíritu Santo, a través de los signos sacramentales, para comunicarnos su gracia. Un cristianismo sin liturgia es, por lo tanto, un cristianismo sin Cristo.
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “La Misa no puede ser solo escuchada, como si nosotros fuéramos solo espectadores de algo que se desliza sin involucrarnos. La Misa siempre es celebrada, y no solo por el sacerdote que la preside, sino por todos los cristianos que la viven. ¡Y el centro es Cristo! Todos nosotros, en la diversidad de los dones y de los ministerios, todos nos unimos a su acción, porque es Él, Cristo, el Protagonista de la liturgia.”
- “La vida está llamada a convertirse en culto a Dios, pero esto no puede suceder sin la oración, especialmente la oración litúrgica. Que este pensamiento nos ayude cuando se vaya a Misa: voy a rezar en comunidad, voy a rezar con Cristo que está presente. Cuando vamos a la celebración de un Bautismo, por ejemplo, Cristo está ahí, presente, que bautiza. Cristo está presente y en la liturgia tú rezas con Cristo que está junto a ti.”
- Rezá con fervor en la liturgia para preparar tu corazón para el Jubileo 2025.
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
22. La oración con las Sagradas Escrituras
«Queridos hermanos y hermanas:
Hoy reflexionamos sobre la oración que podemos hacer a partir de un fragmento de la Biblia. Las palabras de la Sagrada Escritura no han sido escritas para permanecer en el papel, sino para germinar en el corazón de la persona que ora. A pesar de su antigüedad, cada versículo de la Biblia fue escrito también para nosotros, y a través de ellos Dios nos habla. Cuando escuchamos un pasaje que tal vez hemos oído muchas veces, en ese momento, observamos cómo nos toca interiormente y nos ilumina una situación que estamos viviendo. En cierto modo la Escritura nos lee a nosotros, pues lee nuestra vida, comprende nuestra humanidad concreta y nos permite vernos reflejados en muchos personajes y situaciones».
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “A todos los creyentes les sucede esta experiencia: una pasaje de la Escritura, escuchado ya muchas veces, un día de repente me habla e ilumina una situación que estoy viviendo.” Me interrogo: ¿Qué es lo que “me dice a mí”?
- Todos los días Dios pasa y lanza una semilla en el terreno de nuestra vida. No sabemos si hoy encontrará suelo árido, zarzas, o tierra buena, que hará crecer esa semilla (cf. Mc 4,3-9).” ¿Tengo el corazón abierto al acercarme a las Escrituras, a fin de que se conviertan para mí en Palabra viviente de Dios?
- “A través de la oración, la Palabra de Dios viene a vivir en nosotros y nosotros vivimos en ella. La Palabra inspira buenos propósitos y sostiene la acción; nos da fuerza, nos da serenidad, y también cuando nos pone en crisis nos da paz.” ¿Dejo que la Palabra de Dios se haga carne acogiéndola en la oración?
- “La vida cristiana es obra, al mismo tiempo, de obediencia y de creatividad. Un buen cristiano debe ser obediente, pero debe ser creativo. Obediente, porque escucha la Palabra de Dios; creativo, porque tiene el Espíritu Santo dentro que le impulsa a practicarla, a llevarla adelante.(…) Las Sagradas Escrituras son un tesoro inagotable. Que el Señor nos conceda, a todos nosotros, tomar de ahí cada vez más, mediante la oración.”
- Rezá con fervor a partir de un fragmento de la Biblia, preparando tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
21. La oración de alabanza
«Queridos hermanos y hermanas:
Hoy meditamos sobre la oración de alabanza. San Mateo nos relata en su Evangelio que la misión de Jesús, a un cierto punto —después de haber realizado los primeros milagros y haber enviado a sus discípulos para anunciar el Reino de Dios— atraviesa una crisis. Jesús ve surgir en su entorno hostilidad y desilusión. En medio de esta dificultad, Él no se queja con el Padre, sino que lo glorifica con un himno de júbilo.
En su oración, Jesús exulta de alegría, en primer lugar, por lo que Dios es: Él es su Padre y Señor del universo. Su alabanza brota precisamente de su experiencia de sentirse “hijo del Altísimo”. Y también lo alaba porque escoge a los “pequeños”. No se fija en los “sabios” y “prudentes” que, desconfiando de Él, lo rechazan, sino en los “pequeños”, los “sencillos” que están bien dispuestos a acoger su mensaje con un corazón limpio y humilde. Ellos, los pequeños, no se consideran mejores que los demás, son conscientes de sus propios límites y pecados, no tratan de dominar a los otros, sino que, en Dios Padre, se reconocen hermanos de todos.
La oración de alabanza nos ayuda, no sólo cuando nos sentimos felices, sino sobre todo en los momentos difíciles. Lo vemos, por ejemplo, en el “Cántico de las criaturas”, que san Francisco compuso al final de su vida, cuando experimentó la soledad, el fracaso y todo tipo de privaciones. En esa circunstancia, Francisco alaba a Dios por todo, por la creación e incluso por la muerte, a la que con valentía llega a llamar “hermana”.
Papa Francisco
Para reflexionar:
- Los santos y las santas nos demuestran que se puede alabar siempre, en las buenas y en las malas, porque Dios es el Amigo fiel. Este es el fundamento de la alabanza: Dios es el Amigo fiel, y su amor nunca falla. Él siempre está junto a nosotros, Él nos espera siempre. Alguno decía: “Es el centinela que está cerca de ti y te hace ir adelante con seguridad”. En los momentos difíciles y oscuros, encontramos la valentía de decir: “Bendito eres tú, oh Señor”. Alabar al Señor. Esto nos hará mucho bien.
Papa Francisco
- Alabar es como respirar oxígeno puro: te purifica el alma, te hace mirar a lo lejos, no te deja encerrado en el momento difícil y oscuro de las dificultades (Francisco). Rezá con fervor la oración de alabanza para preparar tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
20. La oración de acción de gracias
«Queridos hermanos y hermanas:
Hoy reflexionamos sobre la oración de acción de gracias. El evangelista Lucas nos relata cómo Jesús curó diez leprosos, pero sólo uno de ellos volvió a darle gracias, precisamente un samaritano, considerado “hereje” por los judíos. En esa ocasión Jesús comentó: «¿Sólo este extranjero volvió para glorificar a Dios?». Así nos muestra cómo el mundo puede dividirse en dos tipos de personas: los que dan gracias y los que creen que todo se les debe. La oración de acción de gracias nace precisamente de sentir que todo lo que tenemos es un regalo, un don, que estamos vivos, porque alguien nos ha querido antes incluso que nosotros aprendiéramos a pensar, aprendiéramos a amar o a desear.
Los cristianos, hemos dado el nombre de “Eucaristía”, que en griego significa acción de gracias, al principal sacramento de nuestra fe. Nosotros damos gracias por la vida y por todo lo que ella nos da; pero, como el leproso samaritano, no sólo agradecemos los dones, sino en ellos, el encuentro con Jesús. Ese leproso se distinguió de los otros porque entendió que debía dar gracias por su curación, pero sobre todo por haber conocido cuánto lo amaba Jesús. También nosotros estamos llamados a ser testigos, con la acción de gracias, de esa alegría, pues hemos encontrado una casa, donde nos sentimos acogidos y amados. El demonio busca alejarnos, dejarnos solos y tristes, sin embargo no estamos solos. Con Jesús podemos estar siempre alegres, porque nada puede separarnos de su amor.
Para Francisco
Para reflexionar:
- Somos hijos del amor, somos hermanos del amor. Somos hombres y mujeres de gracia. Por tanto, hermanos y hermanas, tratemos de estar siempre en la alegría del encuentro con Jesús. Cultivemos la alegría. Sin embargo el demonio, después de habernos engañado —con cualquier tentación—, nos deja siempre tristes y solos. Si estamos en Cristo, ningún pecado y ninguna amenaza nos podrán impedir nunca continuar con alegría el camino, junto a tantos compañeros de viaje.
Francisco
- Sobre todo, no dejemos de agradecer: si somos portadores de gratitud, también el mundo se vuelve mejor, quizá solo un poco, pero es lo que basta para transmitirle un poco de esperanza. El mundo necesita esperanza y con la gratitud, con esta actitud de decir gracias, nosotros transmitimos un poco de esperanza.
Papa Francisco
- Rezá con fervor para preparar tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
19. La oración de intercesión
«Queridos hermanos y hermanas:
La oración verdadera no nos separa de la realidad. El que reza presenta al Señor los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren. Todos necesitamos tiempos y espacios de silencio y soledad para la relación con Dios, para escuchar su voz. En la oración, el Señor nos bendice y nos hace pan partido y repartido para la vida del mundo.
La oración de intercesión abre las puertas del corazón de quien reza por los demás. Es una puerta abierta para los que rezan sin saberlo, para los que no rezan pero esconden un grito sofocado en su interior, para los que se equivocaron y no encuentran el rumbo. Cualquiera puede encontrar en la persona orante un corazón compasivo que ruega por todos sin excluir a nadie. Es como una “antena” de Dios, que está en sintonía con su misericordia y ve a Cristo en los rostros de las personas por las que reza.»
Papa Francisco
Para reflexionar:
- En la oración experimentamos que todos somos hermanos, que pertenecemos a la misma humanidad frágil y pecadora. El que reza lo hace por todos, y también por sí mismo. La Iglesia, en todos sus miembros, tiene la misión de practicar la oración de intercesión, especialmente quienes tienen un rol de responsabilidad: padres, educadores, sacerdotes, superiores de comunidad. Este modo de oración nos ayuda a mirar a los otros con los ojos y el corazón de Dios, con su misma ternura y compasión.
Francisco
- El orante reza por el mundo entero, llevando sobre sus hombros dolores y pecados. Reza por todos y por cada uno: es como si fuera una “antena” de Dios en este mundo. En cada pobre que llama a la puerta, en cada persona que ha perdido el sentido de las cosas, quien reza ve el rostro de Cristo.
Papa Francisco
Siendo parte de la “cadena de orantes que interceden”, rezá con fervor para preparar tu corazón para el Jubileo 2025.
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
18. La oración de súplica
«Queridos hermanos y hermanas:
La oración cristiana es plenamente humana porque abraza la alabanza y la súplica. Encontramos esta realidad en la oración que Jesús nos enseñó, el “Padrenuestro”, modelo de toda oración. Nos dirigimos a Dios como hijos y con confianza filial le presentamos todas nuestras necesidades. Le suplicamos los dones más sublimes, empezando por la santificación de su nombre y la venida de su reino, y también los dones más sencillos, como el pan de cada día, que incluye salud, casa, comida, necesarios para nuestra vida corporal, y también la Eucaristía, alimento para nuestra vida espiritual.
Pedir, suplicar es algo muy humano, ya que como creaturas no somos autónomos, sino que dependemos de la bondad del Señor. Prueba de ello es la precariedad de nuestra condición humana, marcada por la enfermedad, por las injusticias, la soledad y el sufrimiento. Cuando parece que todo está perdido, sentimos la necesidad de rezar a Dios. La oración ilumina la oscuridad interior que nos angustia y nos abre a la esperanza.
Nosotros, seres humanos, compartimos esta “invocación de ayuda al Señor” con toda la creación, que lleva impreso el anhelo de Dios y ansía alcanzar su realización. Y nuestro consuelo es la seguridad de que Él escucha siempre nuestras súplicas y responde a nuestros ruegos como Padre amoroso.
Papa Francisco
Para reflexionar:
- Aprendamos a estar en la espera del Señor. El Señor nos visita cada día en la intimidad de nuestro corazón si nosotros estamos a la espera. Y muchas veces no nos damos cuenta de que el Señor está cerca, que llama a nuestra puerta y lo dejamos pasar. “Tengo miedo de Dios cuando pasa; tengo miedo de que pase y yo no me dé cuenta”, decía san Agustín. Y el Señor pasa, el Señor viene, el Señor llama. Pero si tú tienes los oídos llenos de otros ruidos, no escucharás la llamada del Señor.
Hermanos y hermanas, estar en espera: ¡esta es la oración!
Papa Francisco
- Estando en espera del Señor, rezá con fervor preparando tu corazón para el Jubileo 2025.
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
17. La bendición
«Queridos hermanos y hermanas:
Hoy nos detenemos en una dimensión esencial de la oración: la bendición. Como nos narra el libro del Génesis, desde el inicio Dios bendijo la creación, afirmando que todo era bueno. Por más que el pecado empañó la huella de Dios en nosotros, nada podrá cancelarla. La bendición de Dios, su benevolencia hacia nosotros, es el motivo de nuestra esperanza. Dios siempre nos ama.
Ante la bendición de Dios, también nosotros respondemos bendiciendo —Dios nos ha enseñado a bendecir y nosotros debemos bendecir—: es la oración de alabanza, de adoración, de acción de gracias. El Catecismo escribe: «La oración de bendición es la respuesta del hombre a los dones de Dios: porque Dios bendice, el corazón del hombre puede bendecir a su vez a Aquel que es la fuente de toda bendición» (n. 2626). La oración es alegría y reconocimiento. Dios no ha esperado que nos convirtiéramos para comenzar a amarnos, sino que nos ha amado primero, cuando todavía estábamos en el pecado.»
Papa Francisco
Para reflexionar:
- No podemos solo bendecir a este Dios que nos bendice, debemos bendecir todo en Él, toda la gente, bendecir a Dios y bendecir a los hermanos, bendecir el mundo: esta es la raíz de la mansedumbre cristiana, la capacidad de sentirse bendecidos y la capacidad de bendecir.
- Cristo es la gran bendición de Dios para nosotros; con Él, con su Palabra eterna nos bendijo cuando todavía éramos pecadores. Dios, en su designio de amor y con infinita paciencia, espera hasta el último instante a que cada pecador abra su corazón a Él. Es una experiencia intensa el poder leer esta bendición en una prisión o en un centro de desintoxicación. Las personas acogidas en estos lugares perciben que Dios las sigue bendiciendo y no las abandona aun cuando sus mismos parientes y amigos las consideren irrecuperables. La gracia de Dios obra en ellos y es capaz de transformarlas.
- Solamente una palabra para la gente que está acostumbrada a maldecir, la gente que tiene siempre en la boca, también en el corazón, una palabra fea, una maldición. Cada uno de nosotros puede pensar: ¿yo tengo esta costumbre de maldecir así? Y pedir al Señor la gracia de cambiar esta costumbre para que nosotros tengamos un corazón bendecido y de un corazón bendecido no puede salir una maldición. Que el Señor nos enseñe a no maldecir nunca sino a bendecir.
- Rezá con fervor para preparar tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, que se siente bendecido por Dios, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
- Juntá elementos (de aseo, libros, rosarios, juegos de mesa) para los que están detenidos y privados de su libertad
16. La oración de la Iglesia naciente
«Queridos hermanos y hermanas:
En esta catequesis reflexionamos sobre la oración en las primeras comunidades cristianas. Encontramos en el libro de los Hechos de los Apóstoles y en otros escritos apostólicos cuatro características esenciales de la vida de la Iglesia: la escucha de la predicación de los apóstoles la comunión recíproca, la fracción del pan y la oración.
Encontramos aquí cuatro características esenciales de la vida eclesial:
- primero, la escucha de la enseñanza de los apóstoles;
- segundo, la custodia de la comunión recíproca;
- tercero, la fracción del pan y,
- cuarto, la oración.
Estas nos recuerdan que la existencia de la Iglesia tiene sentido si permanece firmemente unida a Cristo, es decir en la comunidad, en su Palabra, en la Eucaristía y en la oración.»
Papa Francisco
Para reflexionar:
- A veces, siento una gran tristeza cuando veo alguna comunidad que, con buena voluntad, se equivoca de camino porque piensa que hace Iglesia en mítines, como si fuera un partido político: la mayoría, la minoría, qué piensa este, ese, el otro… “Esto es como un Sínodo, un camino sinodal que nosotros debemos hacer”. Yo me pregunto: ¿dónde está el Espíritu Santo, ahí? ¿Dónde está la oración? ¿Dónde el amor comunitario? ¿Dónde la Eucaristía? Sin estas cuatro coordenadas, la Iglesia se convierte en una sociedad humana, un partido político —mayoría, minoría—, los cambios se hacen como si fuera una empresa, por mayoría o minoría… Pero no está el Espíritu Santo. Y la presencia del Espíritu Santo está precisamente garantizada por estas cuatro coordenadas. Para valorar una situación, si es eclesial o no es eclesial, preguntémonos si están estas cuatro coordenadas: la vida comunitaria, la oración, la Eucaristía… [la predicación], cómo se desarrolla la vida en estas cuatro coordenadas. Si falta esto, falta el Espíritu, y si falta el Espíritu nosotros seremos una bonita asociación humanitaria, de beneficencia, bien, bien, también un partido, digamos así, eclesial, pero no está la Iglesia. Y por esto la Iglesia no puede crecer por estas cosas: crece no por proselitismo, como cualquier empresa, crece por atracción. (…) ¿Y quién mueve la atracción? El Espíritu Santo. No olvidemos nunca esta palabra de Benedicto XVI. “La Iglesia no crece por proselitismo, crece por atracción”.
Papa Francisco
- Rezá con fervor para preparar tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, convencido de que “en la oración, el cristiano se sumerge en el misterio de Dios que ama a cada hombre, ese Dios que desea que el Evangelio sea predicado a todos”, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
15. La Virgen María, mujer de oración
«Queridos hermanos y hermanas:
En nuestro camino de catequesis sobre la oración, hoy encontramos a la Virgen María, como mujer orante. La Virgen rezaba. Cuando el mundo todavía la ignora, cuando es una sencilla joven prometida con un hombre de la casa de David, María reza. Podemos imaginar a la joven de Nazaret recogida en silencio, en continuo diálogo con Dios, que pronto le encomendaría su misión. Ella está ya llena de gracia e inmaculada desde la concepción, pero todavía no sabe nada de su sorprendente y extraordinaria vocación y del mar tempestuoso que tendrá que navegar. Algo es seguro: María pertenece al gran grupo de los humildes de corazón a quienes los historiadores oficiales no incluyen en sus libros, pero con quienes Dios ha preparado la venida de su Hijo.»
Papa Francisco
Para reflexionar:
- María no dirige autónomamente su vida: espera que Dios tome las riendas de su camino y la guíe donde Él quiere. Es dócil, y con su disponibilidad predispone los grandes eventos que involucran a Dios en el mundo.
- La oración sabe calmar la inquietud: pero, nosotros somos inquietos, siempre queremos las cosas antes de pedirlas y las queremos en seguida. Esta inquietud nos hace daño, y la oración sabe calmar la inquietud, sabe transformarla en disponibilidad. (…) Esto es lo importante: pedir al Señor su presencia en cada paso de nuestro camino: que no nos deje solos, que no nos abandone en la tentación, que no nos abandone en los momentos difíciles.
- Por su docilidad al Señor, María estuvo presente en el designio providencial del Padre, y en los momentos culminantes de la vida de su Hijo Jesús: desde el anuncio del ángel hasta el misterio de su muerte y resurrección. Ella también acompañó los primeros pasos de la Iglesia naciente, oraba con los discípulos de su Hijo y oraba por ellos. Y así, como por obra del Espíritu Santo se convirtió en Madre de Dios, también por obra del mismo Espíritu se convirtió en Madre de la Iglesia, a la que sigue acompañando, con su oración y mediación, en su peregrinar hacia la Patria celestial.
- ¡Qué bonito si nosotros también podemos parecernos un poco a nuestra Madre! Con el corazón abierto a la Palabra de Dios, con el corazón silencioso, con el corazón obediente, con el corazón que sabe recibir la Palabra de Dios y la deja crecer con una semilla del bien de la Iglesia.
Papa Francisco
- Rezá con fervor para preparar tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, que reconoce a María como mujer de oración, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
14. La oración perseverante
«Queridos hermanos y hermanas:
Hoy contemplamos a Jesús que con su palabra y su ejemplo nos invita a la oración perseverante. El continuo diálogo de Jesús con el Padre, en el silencio y el recogimiento, fue el fundamento de toda su misión. Los Evangelios nos cuentan también de sus exhortaciones a los discípulos, para que recen con insistencia, sin cansarse. Para exhortarnos a tal perseverancia el Señor nos propone tres parábolas: la del amigo inoportuno, la de la anciana y el juez inicuo, y la del fariseo y el publicano.
La enseñanza del Evangelio es clara: se debe rezar siempre, también cuando todo parece vano, cuando Dios parece sordo y mudo y nos parece que perdemos el tiempo. Incluso si el cielo se ofusca, el cristiano no deja de rezar. Su oración va a la par que la fe. Y la fe, en muchos días de nuestra vida, puede parecer una ilusión, un cansancio estéril. Hay momentos oscuros, en nuestra vida y en esos momentos la fe parece una ilusión. Pero practicar la oración significa también aceptar este cansancio.
Papa Francisco
Para reflexionar:
De estas parábolas podemos aprender algunas lecciones sobre la oración:
- Nos muestran con qué paciencia Dios escucha nuestra súplica, aun cuando conoce nuestra miseria mejor que nosotros mismos.
- Con su silencio, el Señor busca incitar en nosotros el deseo y la esperanza filial, y nos pide también la perseverancia fundada en la firmeza de la fe.
- La oración necesita ser valiente incluso hasta “retar” a Dios entre lágrimas, sin rendirnos nunca ante el mal y la injusticia.
- Finalmente, nos revela que la humildad y la verdadera contrición son el modo para acceder al corazón de Dios.
Papa Francisco
- Rezá con fervor para preparar tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
13. Jesús, maestro de oración
«Queridos hermanos y hermanas:
Continuamos reflexionando sobre la oración. Hoy contemplamos a Jesús como maestro que, con su ejemplo, nos enseña a orar. Es interesante ver que, aun en los momentos de mayor entrega a los pobres, a los enfermos, siempre dedicó tiempos para la oración, para retirarse y estar a solas con el Padre, para escucharlo y acoger su voluntad. Estos diálogos íntimos con Dios Padre son como un timón que guía su misión en el mundo.
Papa Francisco
Para reflexionar:
El Catecismo afirma: «Con su oración, Jesús nos enseña a orar» (n. 2607). Por eso, del ejemplo de Jesús podemos extraer algunas características de la oración cristiana:
- Ante todo posee una primacía: es el primer deseo del día, algo que se practica al alba, antes de que el mundo se despierte. Es un medio para ofrecer a Dios toda la jornada, nos dispone a la escucha y al encuentro con Él, nos abre un horizonte grande y nos ensancha el corazón (1). ¿Pongo en oración los problemas de todos los días, para que no se conviertan en obstáculos, sino en ocasiones para crecer en la fe y en la caridad?
- En segundo lugar, la oración es un arte que se debe practicar con insistencia, con perseverancia. Todos somos capaces de oraciones episódicas, que nacen de la emoción de un momento; pero Jesús nos educa en otro tipo de oración: la que conoce una disciplina, un ejercicio y produce en nosotros una trasformación progresiva: nos hace fuertes en la tribulación y nos da la gracia de estar sostenidos por Aquel que nos ama y nos protege siempre (1). ¿Soy perseverante en la oración?
- Otra característica de la oración es la soledad. Todos necesitamos un espacio de silencio para cultivar la propia vida interior y encontrar el sentido a lo que hacemos. Sin vida interior nos volvemos superficiales, inquietos, ansiosos; huimos de la realidad y huimos de nosotros mismos (1). ¿Somos hombres y mujeres que se evaden del mundo, o sabemos buscar el silencio para deja hablar a Dios?
- Por último, la oración nos ayuda a percibir que todo viene de Dios y hacia Él se dirige, y nos enseña a relacionarnos con Él y con todo lo creado (1). ¿Nos creemos dueños de todo, o perdemos toda estima por nosotros mismos; o dejamos que el Espíritu Santo nos transforme desde dentro y nos lleve a abandonarnos en las manos del Padre?
- Rezá con fervor para preparar tu corazón para el Jubileo 2025
- Como discípulo misionero, que tiene a Jesús como maestro de oración, ¿Qué acciones puedo proponer en lo personal y/o comunitario para ayudar a vivir mejor este Año de Oración en preparación al Jubileo 2025?
Papa Francisco
12. Jesús, hombre de oración
«Queridos hermanos y hermanas:
En nuestras catequesis sobre la oración, después de haber recorrido los testimonios del Antiguo Testamento, hoy fijamos nuestra atención en Jesús, que quiso comenzar su misión pública en el río Jordán, donde el pueblo reunido en espíritu de oración recibía de Juan un bautismo de penitencia. Y aunque Jesús no lo necesitaba, quiso ser bautizado en obediencia a la voluntad del Padre y en solidaridad con nuestra condición humana.»
Papa Francisco
Para reflexionar:
- El primer acto público de Jesús es por tanto la participación en una oración coral del pueblo, una oración del pueblo que va a bautizarse, una oración penitencial, donde todos se reconocían pecadores. Por esto el Bautista quiso oponerse (Mt 3, 14). El Bautista entiende quién era Jesús. Pero Jesús insiste: el suyo es un acto que obedece a la voluntad del Padre (v. 15), un acto de solidaridad con nuestra condición humana. Él reza con los pecadores del pueblo de Dios. Metamos esto en la cabeza: Jesús es el Justo, no es pecador. Pero Él ha querido descender hasta nosotros, pecadores, y Él reza con nosotros, y cuando nosotros rezamos Él está con nosotros rezando; Él está con nosotros porque está en el cielo rezando por nosotros. Jesús siempre reza con su pueblo, siempre reza con nosotros: siempre. Nunca rezamos solos, siempre rezamos con Jesús.
- San Lucas evidencia el clima de oración en el que se dio el bautismo: mientras Jesús estaba en oración, se abrió el cielo y descendió el Espíritu Santo, y se oyó la voz del Padre, que proclamó la verdad sobre Él: «Tú eres mi Hijo, el amado, en ti me complazco». Por eso, en todos los momentos de la vida terrenal de Jesucristo, incluso en los más duros y amargos, Él no estaba sólo y sin refugio: Él vivía en el Padre, y su oración personal se transformará, en Pentecostés, en la oración de todos los bautizados.
- Jesús nos ha regalado su propia oración, que es su diálogo de amor con el Padre. Nos lo dio como una semilla de la Trinidad, que quiere echar raíces en nuestro corazón. ¡Acojámoslo! Acojamos este don, el don de la oración. Siempre con Él. Y no nos equivocaremos.
Papa Francisco
11. La oración de los Salmos 2
«Queridos hermanos y hermanas:
Hoy completamos nuestra catequesis sobre la oración en los salmos, con una figura que presentan a menudo: el impío. Es aquél que vive como si Dios no existiese y cerrado a la trascendencia. Por el contrario, los salmos nos muestran la oración como algo fundamental, que nos abren al absoluto, evitando que nos dejemos llevar por la voracidad predadora y poder así llegar a ser plenamente humanos.»
Papa Francisco
Para reflexionar:
- Existe por desgracia una oración falsa, una oración hecha solo para ser admirados por los otros. Ese o esos que van a misa solamente para demostrar que son católicos o para mostrar el último modelo que han comprado, o para hacer una buena figura social. Van a una oración falsa. Jesús ha advertido fuertemente sobre esto (cfr. Mt 6, 5-6; Lc 9, 14).
- Esa oración, en la que el hermano no está presente, que es egoísta, no es una oración cristiana. Como vemos en el Padrenuestro, el otro se hace importante y nosotros responsables. Por eso, hallamos en los salmos tanto oraciones íntimas, como comunitarias, de modo que la plegaria personal se alimenta de la litúrgica y viceversa. Ambas se convierten en patrimonio de todos.
- En definitiva, donde está Dios debe estar el prójimo. Quien dice amar a Dios y no ama a su hermano es un mentiroso, y por eso los salmos nos los presentan continuamente, para que veamos en ellos la imagen que Dios ha impreso de sí mismo en cada uno de nosotros. Nos recuerdan que Dios escucha el grito de los pobres, nos amonestan sobre el peligro de poner nuestra confianza en las riquezas y abren nuestra mente a su diseño de salvación que está por encima de los planes de las naciones.
- Queridos hermanos y hermanas, que la oración de los salmos nos ayude a no caer en la tentación de la “impiedad”, es decir de vivir, y quizá también de rezar, como si Dios no existiera, y como si los pobres no existieran.
Papa Francisco
10. La oración de los Salmos 1
«Queridos hermanos y hermanas:
En la Biblia encontramos el libro de los Salmos que está compuesto solamente de oraciones; nos “enseña a rezar” a través de la experiencia del diálogo con Dios. Al leer los salmos, aprendemos el lenguaje de la oración; y encontramos en ellos la Palabra de Dios que los humanos usamos para comunicarnos con Él.
Los salmos son invocaciones, a menudo dramáticas, que brotan de nuestra existencia. Rezando con ellos, el sufrimiento se transforma en pregunta. Entre las muchas preguntas, hay una que está siempre presente: «¿Hasta cuándo?». Es un grito que surge de la enfermedad, o de la persecución, o de la muerte. Cuando la oración se hace pregunta ya es camino y principio de salvación».
Papa Francisco
Para reflexionar:
- Leyendo y releyendo los salmos, nosotros aprendemos el lenguaje de la oración. Dios Padre, de hecho, con su Espíritu los ha inspirado en el corazón del rey David y de otros orantes, para enseñar a cada hombre y mujer cómo alabarle, cómo darle gracias y suplicarle, cómo invocarle en la alegría y en el dolor, cómo contar las maravillas de sus obras y de su Ley. En síntesis, los salmos son la palabra de Dios que nosotros humanos usamos para hablar con Él.
- Los salmos no son textos nacidos en la mesa; son invocaciones, a menudo dramáticas, que brotan de la vida de la existencia. Para rezarles basta ser lo que somos. No tenemos que olvidar que para rezar bien tenemos que rezar así como somos, no maquillados. No hay que maquillar el alma para rezar. “Señor, yo soy así”, e ir delante del Señor como somos, con las cosas bonitas y también con las cosas feas que nadie conoce, pero nosotros, dentro, conocemos.
- El sufrimiento es algo común a todos, creyentes o no creyentes. En el salterio el dolor se convierte en relación: un grito de auxilio que espera ser escuchado por un oído atento. Ante Dios no somos extraños, ni somos números; nos conoce a cada uno por nuestro nombre y nuestros dolores son sagrados para Él.
- En la oración nos basta saber que “el Señor nos escucha”. En ocasiones, los problemas no se resuelven, pero los que rezan saben que muchas cuestiones de la vida quedan sin una solución. Sin embargo, siendo conscientes de que Dios nos escucha todo se vuelve más llevadero. Si permanecemos en relación con Él, ante nosotros se abre un horizonte de bien y de esperanza.
Papa Francisco
9. La oración de Elías
«Queridos hermanos y hermanas:
Reanudamos hoy las catequesis sobre el tema de la oración, reflexionando sobre la figura del profeta Elías. El Antiguo Testamento lo presenta como alguien sin un origen preciso y sin un final, pues su historia se cierra cuando es arrebatado, en un carro de fuego, al cielo. Pero a Elías lo encontramos también en el Evangelio, en el momento de la Transfiguración, hablando con Jesús, junto a Moisés. Además, Jesús mismo se refiere a Elías para confirmar la misión y el testimonio de Juan el Bautista».
Papa Francisco
Para reflexionar:
- En el alma de quien reza, el sentido de la propia debilidad es más valioso que los momentos de exaltación, cuando parece que la vida es una cabalgata de victorias y éxitos. En la oración sucede siempre esto: momentos de oración que nosotros sentimos que nos levantan, también de entusiasmo, y momentos de oración de dolor, de aridez, de pruebas. La oración es así: dejarse llevar por Dios y dejarse también golpear por situaciones malas y tentaciones.
- La Sagrada Escritura nos dice que Elías era un hombre íntegro, de fe cristalina, incapaz de compromisos mezquinos. Y no obstante las pruebas difíciles que tuvo que afrontar, permaneció siempre fiel a Dios. La oración era su fuerza vital: ésta le permitió defender el primado de Dios ante los falsos profetas de Baal, en el Monte Carmelo; y lo hizo también consciente de sus propias fragilidades. Elías era un contemplativo, pero sin desentenderse de las situaciones concretas de su tiempo. Él nos enseña que en la vida de oración no puede existir separación: el fruto de la intimidad con el Señor en la oración, no puede ser otro que el amor concreto a los hermanos y hermanas, a los que Jesús nos envía. La oración y la caridad hacia el prójimo van de la mano.
- Esta es la historia de Elías, pero parece escrita para todos nosotros. Algunas noches podremos sentirnos inútiles y solos. Es entonces cuando la oración vendrá y llamará a la puerta de nuestro corazón. Un borde de la capa de Elías podemos recogerlo todos nosotros, como ha recogido la mitad del manto su discípulo Eliseo. E incluso si nos hubiéramos equivocado en algo, o si nos sintiéramos amenazados o asustados, volviendo delante de Dios con la oración, volverán como por milagro también la serenidad y la paz. Esto es lo que nos enseña el ejemplo de Elías.
Papa Francisco
8. La oración de David
«Queridos hermanos y hermanas:
En nuestro itinerario de la catequesis sobre la oración, hoy nos detenemos ante la figura del rey David, que tiene un papel central en la historia del pueblo de Dios. David era el último de muchos hermanos y pastoreaba el rebaño de su padre Jesé. Ante todo, David era un pastor; cuidaba a los animales y los defendía de los peligros. Así intentó comportarse posteriormente con el pueblo que le fue confiado. Sabemos que, después de haber cometido un pecado grave cuando era rey y al escuchar el reproche del profeta Natán, David comprendió que era un mal pastor, que había saqueado a otro hombre lo que más quería: se había convertido en un enfermo de poder.
Por otra parte, apreciamos que David tenía un alma de poeta. No era un hombre insensible, sino que estaba atento a la belleza y se dejaba asombrar por la vida, manifestando sus sentimientos a través de la música y la poesía, siendo —según la tradición— el compositor de muchos de los salmos».
Papa Francisco
Para reflexionar:
- Miremos a David, pensemos en David. Santo y pecador, perseguido y perseguidor, víctima y verdugo, que es una contradicción. David fue todo esto, junto. Y también nosotros registramos en nuestra vida trazos a menudo opuestos; en la trama de la vida, todos los hombres pecan a menudo de incoherencia. Hay un solo hilo conductor, en la vida de David, que da unidad a todo lo que sucede: su oración. Esa es la voz que no se apaga nunca.
- David santo, reza; David pecador, reza;
- David perseguido, reza; David perseguidor, reza;
- David víctima, reza. Incluso David verdugo, reza.
Este es el hilo conductor de su vida. Un hombre de oración, esa es la voz que nunca se apaga: tanto si asume los tonos del júbilo, como los del lamento siempre es la misma oración, solo cambia la melodía. Y haciendo así, David nos enseña a poner todo en el diálogo con Dios: tanto la alegría como la culpa, el amor como el sufrimiento, la amistad o una enfermedad. Todo puede convertirse en una palabra dirigida al “Tú” que siempre nos escucha.
David, que ha conocido la soledad, en realidad nunca ha estado solo. Y en el fondo esta es la potencia de la oración, en todos aquellos que le dan espacio en su vida.
Papa Francisco
7. La oración de Moisés
«Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En nuestro itinerario sobre el tema de la oración, nos damos cuenta de que a Dios le gusta tratar con personas a veces “difíciles”, y lo comprobamos con Moisés. Cuando Dios lo llamó, Moisés era humanamente “un fracaso”. (…) Y es precisamente en el silencio del desierto donde Dios se le reveló en la zarza ardiente: “Yo soy el Dios de tus padres”, le dijo, y le encomendó la liberación de Israel.
Moisés presentó a Dios sus temores, sus objeciones ante la misión que le confería, de volver a Egipto y de ocuparse de su pueblo que sufría. No se consideraba digno de esa tarea. (…) Esta falta de confianza en Dios le impidió entrar en la tierra prometida.
Con estos miedos y vacilaciones, vemos en Moisés a un hombre como nosotros. Y Dios, sin embargo, le confió grandes responsabilidades y, a pesar de ellas, supo mantener lazos de solidaridad con su pueblo. (…) Su oración era de intercesión, siendo esta la verdadera plegaria de los creyentes, que a pesar de sus fragilidades tratan de ser “puentes” entre Dios y su pueblo.»
Papa Francisco
Para reflexionar:
- Moisés nos anima a rezar con el mismo ardor que Jesús, a interceder por el mundo, a recordar que este, a pesar de sus fragilidades, pertenece siempre a Dios. Todos pertenecen a Dios. Los peores pecadores, la gente más malvada, los dirigentes más corruptos son hijos de Dios y Jesús siente esto e intercede por todos. Y el mundo vive y prospera gracias a la bendición del justo, a la oración de piedad, a esta oración de piedad, el santo, el justo, el intercesor, el sacerdote, el obispo, el Papa, el laico, cualquier bautizado eleva incesantemente por los hombres, en todo lugar y en todo tiempo de la historia. Pensemos en Moisés, el intercesor. Y cuando nos entren las ganas de condenar a alguien y nos enfademos por dentro —enfadarse hace bien, pero condenar no hace bien— intercedamos por él: esto nos ayudará mucho.
Papa Francisco
6. La oración de Jacob
«Queridos hermanos y hermanas,
Seguimos la catequesis sobre la oración, y lo hacemos con la historia del patriarca Jacob, un hombre que había hecho de la astucia su mejor arma. Estuvo enfrentado siempre con su hermano Esaú y consiguió con sutilezas la bendición de su padre que pertenecía al hermano, al primogénito.
Pero un día sintió el deseo de volver a casa, y se puso en camino. Al llegar a la última etapa de este viaje (…) se produjo su encuentro con Dios, que es descrito como una lucha con un desconocido en medio de la oscuridad; es símbolo del combate de la fe y de la victoria de la perseverancia.
En esa pelea Jacob no se mostró como el hombre calculador, el fino estratega que había vencido a todos con su astucia. (…) ese combate le manifestó la forma de “luchar” con Dios. (…) Quien antes era “impermeable” a la gracia y a la misericordia a causa de su presunción, Dios lo salvó de su extravío y lo miró con ternura».
Papa Francisco
Para reflexionar:
- Todos nosotros tenemos una cita en la noche con Dios, en la noche de nuestra vida, en las muchas noches de nuestra vida: momentos oscuros, momentos de pecados, momentos de desorientación. Ahí hay una cita con Dios, siempre. Él nos sorprenderá en el momento en el que no nos lo esperemos, en el que nos encontremos realmente solos. En aquella misma noche, combatiendo contra lo desconocido, tomaremos conciencia de ser solo pobres hombres —me permito decir “pobrecitos”—, pero, precisamente entonces, no deberemos temer: porque en ese momento Dios nos dará un nombre nuevo, que contiene el sentido de toda nuestra vida; nos cambiará el corazón y nos dará la bendición reservada a quien se ha dejado cambiar por Él. Esta es una hermosa invitación a dejarnos cambiar por Dios. Él sabe cómo hacerlo, porque conoce a cada uno de nosotros. “Señor, Tú me conoces”, puede decirlo cada uno de nosotros. “Señor, Tú me conoces. Cámbiame”.
Papa Francisco
5. La oración de Abraham
«Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hay una voz que de improviso resuena en la vida de Abraham. Una voz que le invita a emprender un camino que suena absurdo: una voz que le incita a desarraigarse de su patria, de las raíces de su familia, para ir hacia un futuro nuevo, un futuro diferente. Y todo sobre la base de una promesa, de la que sólo hay que fiarse. Y fiarse de una promesa no es fácil, hace falta valor. Y Abraham se fió.
Papa Francisco
Para reflexionar:
- Leyendo el libro del Génesis, descubrimos cómo Abraham vivió la oración en continua fidelidad a esa Palabra, que periódicamente se aparecía en su camino. En resumen, podemos decir que en la vida de Abraham la fe se hace historia. Todavía más, Abraham, con su vida, con su ejemplo, nos enseña este camino, esta vía en la que la fe se hace historia. (…). El Dios de Abraham se convierte en “mi Dios”, el Dios de mi historia personal, que guía mis pasos, que no me abandona; el Dios de mis días, el compañero de mis aventuras; el Dios Providencia. Yo me pregunto y os pregunto: ¿nosotros tenemos esta experiencia de Dios? ¿“Mi Dios”, el Dios que me acompaña, el Dios de mi historia personal, el Dios que guía mis pasos, que no me abandona, el Dios de mis días? ¿Tenemos esta experiencia? Pensémoslo.
- Aprendamos de Abraham. Aprendamos a rezar con fe: a escuchar al Señor, a caminar, a dialogar hasta discutir. ¡No tengamos miedo de discutir con Dios! (…) Aprendamos de Abraham a rezar con fe, a dialogar, a discutir, pero siempre dispuestos a aceptar la palabra de Dios y a ponerla en práctica. Con Dios aprendamos a hablar como un hijo con su papá: escucharlo, responder, discutir. Pero transparente, como un hijo con su papá. Así nos enseña a rezar Abraham.
Papa Francisco
4. La oración de los justos
“Queridos hermanos y hermanas,
Dedicamos la catequesis de hoy a la oración de los justos.
El plan de Dios para la humanidad es bueno, pero en nuestra vida diaria experimentamos la presencia del mal: es una experiencia diaria. Los primeros capítulos del Libro del Génesis describen la expansión progresiva del pecado en las vivencias humanas.
Y sin embargo, en estas primeras páginas de la Biblia, también está escrita otra historia, menos llamativa, mucho más humilde y devota, que representa el rescate de la esperanza. Aunque casi todos se comportan con brutalidad, haciendo del odio y la conquista el gran motor de las vivencias humanas, hay personas capaces de rezar a Dios con sinceridad, capaces de escribir de otra manera el destino del hombre.”
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “Leyendo estas historias, uno tiene la impresión de que la oración sea el dique, el refugio del hombre ante la oleada de maldad que crece en el mundo. Pensándolo bien también rezamos para ser salvados de nosotros mismos. Es importante rezar: “Señor, por favor, sálvame de mí mismo, de mis ambiciones, de mis pasiones”.
- La oración es una cadena de vida, siempre: muchos hombres y mujeres que rezan, siembran la vida. La oración siembra vida, la pequeña oración: por eso es tan importante enseñar a los niños a rezar.
- Los animo a leer las primeras páginas del libro del Génesis para redescubrir la fuerza que tiene la oración de los “amigos de Dios”, y para hacer nosotros lo mismo. Invoquemos su Nombre con confianza y elevemos nuestra oración conjunta para que el Señor sane a este mundo de todas sus dolencias, y a nosotros nos haga experimentar la alegría de la salvación.”
Papa Francisco
3. El misterio de la creación
“Queridos hermanos y hermanas,
Continuamos nuestra catequesis sobre la oración, meditando sobre el misterio de la Creación. La vida, el simple hecho de existir, abre el corazón del ser humano a la oración.
La belleza y el misterio de la Creación generan en el corazón del hombre el primer movimiento que suscita la oración (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2566). Así dice el Salmo octavo que hemos escuchado al principio: «Al ver tu cielo, hechura de tus dedos, la luna y las estrellas que fijaste tú, ¿qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán, para que de él te cuides?» (vv. 4-5). El hombre orante contempla el misterio de la existencia a su alrededor, ve el cielo estrellado que lo cubre (…) y se pregunta qué diseño de amor debe haber detrás de una obra tan poderosa… Y, en esta inmensidad ilimitada ¿qué es el hombre? “Qué poco”, dice otro salmo (cf. 89,48): un ser que nace, un ser que muere, una criatura fragilísima. Y, sin embargo, en todo el universo, el ser humano es la única criatura consciente de tal profusión de belleza. Un ser pequeño que nace, muere, hoy está y mañana ya no, es el único consciente de esta belleza. ¡Nosotros somos conscientes de esta belleza!”
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “Esta es una experiencia que muchos de nosotros ha tenido. Si la trama de la vida, con todas sus amarguras, corre a veces el riesgo de ahogar en nosotros el don de la oración, basta con contemplar un cielo estrellado, una puesta de sol, una flor…, para reavivar la chispa de la acción de gracias. Esta experiencia es quizás la base de la primera página de la Biblia.
- Los hombres y las mujeres que rezan saben que la esperanza es más fuerte que el desánimo. Creen que el amor es más fuerte que la muerte, y que sin duda un día triunfará, aunque en tiempos y formas que nosotros no conocemos. Los hombres y mujeres de oración llevan en sus rostros destellos de luz: porque incluso en los días más oscuros el sol no deja de iluminarlos. La oración te ilumina: te ilumina el alma, te ilumina el corazón y te ilumina el rostro. Incluso en los tiempos más oscuros, incluso en los tiempos de dolor más grande.
- Todos somos portadores de alegría. ¿Lo habíais pensado? ¿Qué eres un portador de alegría? ¿O prefieres llevar malas noticias, cosas que entristecen? Todos somos capaces de portar alegría. Esta vida es el regalo que Dios nos ha dado: y es demasiado corta para consumirla en la tristeza, en la amargura. Alabemos a Dios, contentos simplemente de existir.
- Que Jesús resucitado, con la fuerza de su Espíritu Santo, nos haga portadores de alegría, afiance en nosotros la esperanza y también la certeza de que el amor es más fuerte que la muerte y que triunfa siempre.”
Papa Francisco
2. La oración del cristiano
“Queridos hermanos y hermanas,
Hoy damos el segundo paso en el camino de la catequesis sobre la oración que comenzó la semana pasada.
La oración pertenece a todos: a la gente de cualquier religión, y probablemente también a aquellos que no profesan ninguna. La oración nace en el secreto de nosotros mismos, en ese lugar interior que los autores espirituales suelen llamar “corazón” (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2562-2563). Lo que reza, entonces, en nosotros no es algo periférico, no es una facultad secundaria y marginal nuestra, sino que es el misterio más íntimo de nosotros mismos. Este misterio es el que reza. Las emociones rezan, pero no se puede decir que la oración es sólo emoción. La inteligencia reza, pero rezar no es sólo un acto intelectual. El cuerpo reza, pero se puede hablar con Dios incluso en la más grave discapacidad. Por lo tanto, es todo el hombre el que reza, si su “corazón” reza.”
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “Jesús anticipa en el Cenáculo el misterio de la Cruz. Dios es un aliado fiel: si los hombres dejan de amar, Él sigue amando, aunque el amor lo lleve al Calvario. Dios está siempre cerca de la puerta de nuestro corazón y espera que le abramos. Y a veces llama al corazón pero no es invadente: espera.
Tratemos todos de rezar de esta manera, entrando en el misterio de la Alianza. A meternos en la oración entre los brazos misericordiosos de Dios, a sentirnos envueltos por ese misterio de felicidad que es la vida trinitaria, a sentirnos como invitados que no se merecían tanto honor. Y a repetirle a Dios, en el asombro de la oración: ¿Es posible que Tú sólo conozcas el amor? El no conoce el odio. El es odiado, pero no conoce el odio. Conoce solo amor. Este es el Dios al que rezamos. Este es el núcleo incandescente de toda oración cristiana. El Dios de amor, nuestro Padre que nos espera y nos acompaña.
- Los animo a entablar esa relación filial, de amistad y confianza con el Señor, pidiéndole lo que necesitan para su vida y, de manera particular, por aquellos que están a nuestro lado y sabemos que están necesitados, para que Dios, como Padre bueno, haga brillar su rostro sobre ellos y les conceda la paz.”
Papa Francisco
1. El misterio de la oración
“Queridos hermanos y hermanas,
Hoy comenzamos un nuevo ciclo de catequesis sobre el tema de la oración. La oración es el aliento de la fe, es su expresión más adecuada. Como un grito que sale del corazón de los que creen y se confían a Dios.
Pensemos en la historia de Bartimeo, un personaje del Evangelio (cf. Mc 10,46-52 y par.) y, os lo confieso, para mí el más simpático de todos. Era ciego y se sentaba a mendigar al borde del camino en las afueras de su ciudad, Jericó. No es un personaje anónimo, tiene un rostro, un nombre: Bartimeo, es decir, “hijo de Timeo”. Un día oye que Jesús pasaría por allí. Efectivamente, Jericó era un cruce de caminos de personas, continuamente atravesada por peregrinos y mercaderes. Entonces Bartimeo se pone a la espera: hará todo lo posible para encontrar a Jesús.”
Papa Francisco
Para reflexionar:
- “Queridos hermanos y hermanas, empezamos esta serie de catequesis con el grito de Bartimeo, porque quizás en una figura como la suya ya está escrito todo. Bartimeo es un hombre perseverante. Alrededor de él había gente que explicaba que implorar era inútil, que era un vocear sin respuesta, que era ruido que molestaba y basta, que por favor dejase de gritar: pero él no se quedó callado. Y al final consiguió lo que quería.
Más fuerte que cualquier argumento en contra, en el corazón de un hombre hay una voz que invoca. Todos tenemos esta voz dentro. Una voz que brota espontáneamente, sin que nadie la mande, una voz que se interroga sobre el sentido de nuestro camino aquí abajo, especialmente cuando nos encontramos en la oscuridad: “¡Jesús, ten compasión de mí! ¡Jesús, ten compasión mi!”. Hermosa oración, ésta.
- Pidamos a Jesús, el buen Pastor, que nos conceda ser hombres y mujeres de oración, que con confianza y perseverancia presentemos al Padre compasivo nuestras necesidades y las de todos nuestros hermanos.”
Papa Francisco
Presentación
“¡Queridos hermanos y hermanas!
Los próximos meses nos conducirán a la apertura de la Puerta Santa, con la que comenzaremos el Jubileo. Les pido que intensifiquen la oración para prepararnos a vivir bien este acontecimiento de gracia y experimentar la fuerza de la esperanza de Dios. Por eso comenzamos hoy el Año de la oración, un año dedicado a redescubrir el gran valor y la absoluta necesidad de la oración en la vida personal, en la vida de la Iglesia y en el mundo.”
Francisco, Ángelus 21 de Enero de 2024
Con estas palabras, el Papa Francisco abrió oficialmente este Año que estará dedicado de manera particular a la oración en preparación al Jubileo del 2025.
“No se trata de un Año con iniciativas particulares; más bien, de un momento privilegiado para redescubrir el valor de la oración, la necesidad de la oración diaria en la vida cristiana; cómo orar, y sobre todo cómo educar a orar hoy, en la época de la cultura digital, para que la oración sea eficaz y fecunda. No podemos ocultar que estos años demuestran una profunda necesidad de espiritualidad. Cuanto más fuerte se vuelve el grito de la tecnología que parece corresponder a todos nuestros deseos, más profunda es la necesidad de una verdadera espiritualidad que lleve a cada persona al encuentro de sí misma en la verdad de su propia existencia y, por tanto, en una relación coherente con Dios.” (1)
En este espíritu, les proponemos un camino de preparación compartiendo “las 38 catequesis del Papa Francisco expuestas del 6 de mayo de 2020 al 16 de junio de 2021. Son catequesis que toman en consideración diversos momentos de la oración y pueden ser releídas de ellas sugerencias útiles y preciosas.” (2)
- S.E. Mons. Rino Fisichella, Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, Sección para las Cuestiones Fundamentales de la Evangelización en el Mundo. Conferencia de Prensa de presentación del Año de Oración en preparación al Jubileo 2025 (23/01/2024)
- Ibíd. 1